top of page
06ec4b_fca26b446a664af5b9ed025c9aae2162~mv2.jpg
David Basano

Comer y Beber en el Egipto Faraónico | Huellas de la Historia | Columnas de Egipto

Que la comida y la bebida son elementos esenciales en la vida del ser humano no es algo que podamos discutir demasiado, la producción de los bienes consumibles necesarios para el sostenimiento de la vida es un aspecto crucial para toda sociedad que procure sustentarse no solo biológicamente sino también de forma cultural, trascendiendo las barreras del tiempo biológico. En este artículo vamos a tratar de dar una idea de cómo era la alimentación en el Egipto faraónico, dando cuenta de los bienes consumibles que circularon por la civilización que se desarrolló a lo largo y ancho del Nilo. También se hará foco en cómo las jerarquías sociales se vieron reflejadas en el consumo de determinados alimentos, dando cuenta, entonces, de que en la propia dieta de los antiguos egipcios podemos indagar en los patrones culturales de alimentación: no solo se trata de lo que se consumía, sino de cómo, por qué, quiénes y cuándo lo hacían ¡Allá vamos!

 



La civilización del Egipto faraónico encontró en la agricultura la clave para la producción central de alimentos no solo para el mundo de los vivos, sino que también para el basto culto funerario que buscaba asegurar, en parte mediante las ofrendas de diversos alimentos, las funciones vitales del cuerpo en el más allá, otorgando así el correcto sustento para las necesidades biológicas cotidianas y un buen pasar en ese plano de la existencia. Pero los productos a los cuales los antiguos egipcios pudieron acceder para satisfacer sus necesidades alimenticias no se resumieron a los frutos (vegetales, legumbres, frutas, granos) de la tierra negra que aseguraban las inundaciones periódicas del rio Nilo, también encontraron un amplio abanico de recursos en la avicultura, la pesca, la ganadería y la caza.

 

Las fértiles tierras egipcias que fueron explotadas por la actividad agrícola favorecieron la conformación de una dieta que podía basarse en alimentos como el pan y la cerveza (una base media y ampliamente difundida entre la población egipcia no privilegiada) pero también cebolla, ajo, lenteja, puerro, rábano, lechuga y pepino estuvieron al alcance de la cocina del antiguo Egipto. Desde épocas tempranas, como el periodo predinástico, tanto las clases privilegiadas como las más pobres podían acceder al pan, el cual presentó una amplia gama de variedades pudiendo clasificarse hasta 15 tipos de panes en el Reino Antiguo y 40 para el Reino Nuevo. La diversidad de panes radicó tanto en la obtención de la harina mediante el uso de cebada, maíz o trigo, siendo que la primera se utilizó para fines alimenticios tanto humanos como del ganado (en papiros datados hacia el 253 a.C. se daba cuenta de su uso para alimentar tanto a caballos como ovejas), como también en la forma final que el mismo pan adquiría según las técnicas utilizadas durante el amasado y las posteriores formas dadas a la masa para ser cocida en los hornos. Entre estos figuraron panes en forma de semicírculos, panes con forma cónica (un pan blanco denominado t-Hdj, el cual se vinculaba íntimamente con el culto funerario), panes circulares u ovalados como también panes decorados, en su centro, con un huevo, panes del Reino Nuevo con forma cilíndrica o enrollados muy similares a los Rollos Suizos (un tipo de pastel de bizcochuelo con crema en la actualidad). Existieron panes cuya forma emulaba la de algún animal en particular, se cree que este tipo de panes intervenían en situaciones mágico-religiosas e, incluso, como objetos esenciales en el desarrollo de prácticas curativas que implicaban encantamientos para restablecer la salud de los solicitantes.

 



El pan era un recurso alimenticio esencial en la dieta egipcia, reiterándose la importancia del mismo en las clases privilegiadas como en los diferentes estratos sociales, y lo fue tanto para los vivos como para el culto funerario. En la producción de pan intervenían otros ingredientes que dependían del poder adquisitivo o la fortuna de cada egipcio, estos ingredientes podían ser manteca, leche, miel o huevos. La miel cobró importancia fundamental debido a que la producción de azúcar no estaba dentro de la economía egipcia, por ello se convirtió en un endulzante crucial para el menú de los antiguos egipcios.



Elaboración del pan en la Mastaba de Ti, necrópolis de Saqqara

En la Mastaba de Ti (Dinastía V) se hacen presentes varios relieves que dan cuenta de la importancia y la centralidad que tuvo la elaboración del pan en la vida de los antiguos egipcios, en este caso se pueden apreciar las actividades vinculadas a la trituración del grano en morteros para la obtención de la harina, al amasado, la utilización de moldes para el moldeado final y la cocción en las llamas.

 

Así como la miel funcionó como un agente endulzante también los egipcios se valieron del uso de dátiles, algarrobas y pasas de uva para lograr los mismos efectos que se alcanzaron con el uso de la miel en sus recetas. Un aspecto relevante de la cocina del Egipto faraónico y de los elementos que la misma implicó es que muchos se hallaban vinculados con el aspecto médico para la cura de afecciones tan diversas como quemaduras, problemas oculares o cortaduras: leche, miel, huevos, manteca.

 



Los egipcios también producían quesos a partir de la leche de la vaca o de la cabra, elaboraron el queso mediante la técnica del batido de la leche en una suerte de sacos de cuero de cabra o en vasijas de forma ovaladas hechas de barro, el mecanismo podía consistir en batir la leche dentro de la piel de la cabra para lograr separar la manteca de la leche, con los restos que quedaban del batido se colocaban en esteras de caña que se estrujaban o retorcían, entonces los antiguos egipcios obtenían un queso no graso. Anteriormente se señaló que los egipcios emplearon la avicultura, es decir, la cría de aves de forma domesticada para aumentar las opciones de ingesta de carne en su dieta, cabe indicar que las gallinas no estuvieron dentro de la dieta egipcia hasta el momento de la ocupación del reino egipcio por parte de las potencias del mediterráneo occidental, en este caso, de Grecia y de Roma. Esto puede provocar que el lector se pregunte cómo harían los egipcios, entonces, para conseguir los huevos anteriormente mencionados en la producción de panes, la respuesta radica en que los pobladores del Nilo utilizaron huevos de aves acuáticas como patos y gansos silvestres. Y estos dos últimos animales mencionados, el pato y el ganso, fueron aves que los egipcios podían cazar en las marismas o que, incluso, criaron para su posterior consumo o para convertirse en ofrendas funerarias o para diferentes festividades religiosas.

 

 

Pintura de la Tumba de Nebamon, Tebas. Nebamon caza aves en las marismas del Nilo.

Para la caza de estas aves los egipcios se valieron de redes hexagonales, como las que se pueden apreciar en las pinturas presentes en la Tumba de Nakht, en Tebas. En la cacería de estas aves acuáticas los egipcios pudieron trabajar en equipos para coordinar la manipulación de grandes redes cuyo objetivo fue proveerlos de una caza fructífera y numerosa. Los antiguos egipcios desarrollaron una variedad de trampas para capturar diferentes aves (como gorriones, palomos, codornices) las cuales fueron elaboradas con madera, cañas o con la corteza de la palma; las redes, por su parte, solían elaborarse con hilos de lino. Los métodos de cocción de este tipo de carne variaban entre ser asadas o hervidas, en ocasiones también podía fritarse en grasa de ganso.

 

En cuanto a la carne de animales como el buey o la vaca su acceso cotidiano se halló reservado a las clases privilegiadas, entre ellas, la de la familia regia y los nobles vinculados al funcionamiento de los templos que pudieron mantener y solventar la cría de cientos de miles de cabezas de este tipo de ganado; el templo pudo ofrecer acceso a esta carne en las ceremonias religiosas que permitieron una cierta redistribución de las ofrendas de este tipo luego de ser consagradas. Otro método de acceso a esta carne pudieron ser los circuitos comerciales, la carne, para ser conservada, era empapada en sal, otro recurso esencial debido a su uso como principal conservante de los alimentos de rápida descomposición. La dieta carnívora no se acababa ahí, la cocina faraónica también incluyó animales como los antílopes, erizos, liebres, ratones e, incluso, hienas. De este último animal se puede observar en la tumba de Mereruka (Dinastía VI) en Saqqara un relieve en el cual, a la misma, se la está alimentando a la fuerza, es decir: cebando.


Tumba de Mereruka, Saqqara. La hiena tumbada y atada es alimentada para su engorde.

 ¿Sabores en estas comidas? Se sabe que los egipcios llegaron a utilizar, para sazonar sus comidas, el ajo, la cebolla, el perejil, el apio, la menta, el comino, el cilantro y la alholva. También se incluía en su repertorio culinario la sal, que anteriormente se indicó su importancia para la conservación de la carne y en la producción de salmueras.

 

Acercándose a las orillas del Nilo los antiguos egipcios pudieron tener acceso a otra fuente vital de alimento rico en calorías y que podía complementar la dieta básica de pan, legumbres y cerveza: los peces obtenidos mediante la pesca. Esta actividad los egipcios la desarrollaron de forma individual y colectiva, variando las técnicas en función de las necesidades de cada día o del grupo. El Nilo fue fuente de vida para una amplia variedad de peces que los egipcios supieron explotar (siluro, carpa, mújol, perca del Nilo, púa del Nilo, salmonete rayado, pez gato, entre otros), aunque cabe resaltar que en ciertas partes del reino egipcio existieron peces que fueron considerados sagrados, esto provocó que no pudieran ser pescados para su posterior consumo. Ejemplo de esto fueron la perca del Nilo, las serpientes marinas o el oxirrinco por sus fuertes lazos con el mito osiríaco. La pesca fue entendida por los antiguos egipcios tanto como una actividad para la supervivencia como un pasatiempo (del cual la nobleza podía hacer un uso extendido), esta actividad se extendió incluso al Delta o hacia los lagos como el de Qarun en al-Fayum; los egipcios, como en la actualidad, recurrieron a cañas de pescar elaboradas con varas de bronce o a líneas de lino, también hicieron uso de arpones o lanzas para la pesca así como a redes que se lanzaban al agua desde las embarcaciones de los pescadores. La técnica de pescar con lanzas se practicaba, usualmente, en las aguas menos profundas. La forma más extendida para cocinar el pescado por los antiguos egipcios fue el de asarlos a la parrilla mediante la utilización de una varilla que se introducía por la boca del pescado y que servía como eje para cocinarlo directamente sobre las llamas. Se conoce que otras formas de cocinarlo implicaban cocerlo en ollas junto a trigo triturado.

 

 

Escena de pesca proveniente de la Tumba de Khnumhotep, Dinastía XII, Minya.

 La imagen superior proviene originalmente de la pared norte de la capilla de la Tumba de Menna (Dinastía XVIII) en Tebas, TT69, este facsímil se halla en el Metropolitan Museum of Art (30.4.48) y nos muestra al propietario de la tumba, el propio Menna, junto a su familia en plena cacería de aves (izquierda) en las marismas y pescando, con la lanza, lo que probablemente fueran tilapias del Nilo (derecha). Es notable la gran cantidad de vida silvestre que se hace presente, aguas rebosantes de peces, aves acuáticas, un cocodrilo y hasta un gato sobre los papiros. En este caso la cacería no solo implica esparcimiento o procuración de alimentos, también puede entenderse como el sostenimiento del orden cósmico por las acciones de Menna sobre las fuerzas caóticas salvajes que habitan en los límites del Nilo, también hay connotaciones de índole erótica en la representación de las mujeres con ropaje traslúcido, la presencia de lotos y de la tilapia. Esto puede indicarnos la forma en que Menna buscaba mostrarse como garante del orden cósmico en su accionar, así como también el aseguramiento de su regeneración vital mediante el uso de las connotaciones erotizantes.

 

 

Uso de redes de pesca y anzuelos para capturar peces.

 

En cuanto a la alimentación basada en frutas y frutos los egipcios, desde las primeras dinastías que conformaron su historia, conocieron principalmente las uvas, los dátiles y los higos. La importancia de la palmera datilera se halla incluso en escritos religiosos como en el comúnmente conocido “Libro de los Muertos” en el cual dicha palmera es parte importante de la alimentación del difunto en el más allá. Recordemos que las fuentes para endulzar comidas eran limitadas para esta sociedad, los dátiles fueron también un recurso clave para paliar esa situación. El higo tuvo implicancias religiosas puesto que para los egipcios asemejaba la forma de un seno, prontamente asociado con la diosa Isis y su rol protector desde su faceta maternal; una fruta como la manzana, tan común para nuestro paladar occidental, puede que haya aparecido en Egipto hacia la época del Reino Nuevo, otras frutas muy valoradas por los egipcios fueron el melón, las granadas, las flores de loto, bayas, el fruto del sicómoro, las chufas, almendras y nueces. Con tal variedad de frutas los egipcios pudieron optar por comerlas frescas, elaborar jugos al exprimirlas o fermentar los mismos para obtener diferentes bebidas alcohólicas.

 

En torno al alcohol, la bebida popular por excelente fue la cerveza, seguida por el vino proveniente de las uvas o de los propios higos fermentados. La cerveza se bebía en sitios tan diversos del antiguo Egipto como pudieron serlo los campos de labranza, en los hogares, palacios, templos, en cualquier momento o en festividades particulares. Los egipcios obtuvieron la producción de cerveza mediante el uso de la fermentación de la cebada, del trigo o de los higos, este último resultaba en una cerveza ligeramente más dulce que las anteriores, las que podían ser endulzadas con la adición de miel en su preparación. Para elaborar la cerveza los egipcios recurrieron a una receta muy similar a la vinculada a la elaboración del pan puesto que la masa obtenida también era cocida en el horno, pero por un periodo más corto e interrumpido, así lograron obtener una masa medio cocida que era introducida en pequeños pedazos dentro de largos recipientes. Allí se mezclaban con agua o con una solución endulzada y se dejaba reposar por un tiempo. Luego de obtener la fermentación, los cerveceros procedían a colar la bebida a través de cestas hechas con la palmera datilera o la llamada “palmera doum”, todo esto era colado en un gran recipiente. Acabados estos pasos, la cerveza estaba lista para ser colocada en cantaros o tinajas de barro para su consumo, el cual debía ser pronto en el tiempo puesto que la misma se podía tornar ácida con rapidez.

 

Entre los egipcios parecen haber existido ciertos sitios llamados “casas de la cerveza” en donde cualquiera, mientras se pudiera pagar, podía tener acceso a una amplia gama de bebidas alcohólicas sumado a la posibilidad de poder acceder a cortesanas.

 

Por último, para cerrar esta breve descripción del “menú faraónico”, cabe mencionar el rol del vino. Con el vino los egipcios pudieron optar por varias recetas, algunas fueron mencionadas anteriormente, pero la más consolidada y popular fue la elaboración mediante la fermentación del jugo de la uva. Existió un vino elaborado con la fermentación del jugo de la granada, pero esto no fue hasta su introducción en torno a la Dinastía XVIII. El vino fue la bebida predilecta de las clases superiores del antiguo Egipto y su producción estaba fuertemente vinculada a la posibilidad de tener acceso a viñedos, encadenada esa posibilidad al hecho de poseer tierra suficiente y la mano de obra requerida para su producción y las vasijas para todo el proceso de fermentación y almacenamiento. Nuevamente, las diferencias sociales afloraron no solo en el consumo sino también en la posibilidad de la producción de bienes que se encontraban vinculadas íntimamente al bien de la tierra.

 

En torno a la embriaguez los egipcios la interpretaban en función del contexto, en festividades religiosas podía ser alentada y hasta ser vista como auspiciosa, pero también podía ser signo de la falta de educación, símbolo de inmadurez, de carencia de mesura o propia de un comportamiento reprochable.

 

No por evidente se debe dejar de mencionar la importancia del Nilo para brindar calma a la sed de cualquier egipcio, pero en sus aguas se hallaba, incluso hoy día, el parasito responsable de la esquistosomiasis, una afección a la salud del cuerpo que estuvo muy difundida en el Egipto faraónico debido a su prevalencia en el agua dulce contaminada.

 David Basano




Bibliografía:

-Davies, N. de G. (1924). Menna and Family Hunting in the Marshes. [Pintura mural, témpera sobre papel]. The Metropolitan Museum of Art, Nueva York. Recuperado de https://www.metmuseum.org/art/collection/search/548437.

 

-Mehdawy, M., & Hussein, A. (2010). The Pharaoh's Kitchen: Recipes from Ancient Egypt's Enduring Food Traditions. The American University in Cairo Press. Cairo.

-Tallet, P. (2006). La cocina del antiguo Egipto (O. Sylvia Oussedik, Trad., Colección Folio). Ediciones Folio. Barcelona.

...

Si querés conocer a David Basano te invitamos a ver el podcast que grabamos:




 

35 visualizaciones0 comentarios

Comments


Huellas
Artículos Recientes
Archivo
Seguinos
  • YouTube
  • Instagram
  • Spotify
  • Facebook
Buscar por Etiquetas
bottom of page