Antes y después de la caída del muro de Berlín | Huellas de la Historia
Los muros son estructuras macizas que se usan para dividir, para oponer y para defender físicamente un espacio. En la historia de la humanidad se han elevado cientos de murallas como instinto elemental de las sociedades para protegerse de lo ajeno. Fue recién después de la Segunda Guerra Mundial que se tomó la decisión de construir una barrera divisoria en la ciudad de Berlín, capital de Alemania para delimitar la frontera entre los mundos comunistas y capitalistas. Un 9 de noviembre de 1989 ese límite cayó y con el todo un universo de simbologías que llevó a algunos a plantear que era “el fin de la Historia”.
Al salir del último conflicto bélico de escalas internacionales, el territorio alemán fue repartido en 4 zonas de influencia: una para la Unión Soviética, otra para Francia, otra para Gran Bretaña y una última para los Estados Unidos. Sin embargo, los cambios geoestratégicos de aquellos vertiginosos años llevó a la construcción de dos estados satélites: la Alemania Federal (bajó la órbita norteamericana) y la Alemania Democrática (bajo control soviético).
Sin embargo, para 1961 la escalada de tensiones entre el mundo capitalista y el mundo comunista hizo que la URSS tomara la decisión de la construcción de un muro en la capital de las alemanias, puesto que Berlín también fue dividida entre ambas y seguía ejerciendo su rol político. Además de ejercer como una línea fronteriza, también expresaba físicamente la ruptura entre ambos ejes ideológicos.
La historia del siglo XX transcurrió bajo la sombra y la polémica detrás de aquel muro, fue usado como argumento político de un lado y del otro para ejercer su ataque a la ideología opuesta. Pero la llegada de Gorbachov a la dirección de la URSS comenzó a torcer las cosas. Con la incorporación de la Glasnot se evocaron principios liberales de apertura política que inspiraron en el mundo socialista una serie de rebeliones que terminaron concretando el proyecto de reunificación alemana.
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Fue la decisión de la RDA de levantar las barreras de control para el libre tránsito lo que produjo una euforia entre los berlinenses que desbordaron las paredes de hormigón, cruzando y derrumbando partes de la muralla. Con la Caída del Muro comenzaba el final del mundo bipolar, de las ideologías opuestas pero se levantaban otros asociados a un mundo mucho más individualista. La frontera ya no era física sino simbólica, inmaterial. El mundo neoliberal se erigía bajo una filosofía que despreciaba las conductas comunitarias y elevaban un tipo de hombre egocéntrico diferido de los demás. Los muros pasarían a ser personales de individuo a individuo.
Pablo Javier Coronel
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