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Federico Angelomé

Todo lo sólido se desvanece en el aire

Para este quinto y último capitulo sobre la ilustración no hay nunca mejor título que el que pone de nombre a su libro Marshall Berman citando a Marx. Es que ya hablamos de la ilustración, de sus hombres ricos, sus hombres pobres y su mundo. Pero no podemos terminar de entender a este momento cultural tan inquietante que da origen a gran parte de nuestra forma de pensar sin entender lo que significó a nivel histórico. Tendremos que entender en dónde se para y hacia dónde mira la ilustración.

Berman no estudia precisamente este período, más bien reflexiona sobre la experiencia del paso del tiempo, sobre todo en momentos en donde este parece acelerarse. De hecho este autor nos habla mucho más sobre la contemporaneidad que acerca de lo que los historiadores nos gusta llamar “Modernidad” (1492 a 1789). Y mucho no se le pude decir al querido de Marshall. Después de todo hay poco definido sobre que es la modernidad. No en qué cosas pasaron o cómo fueron las diferentes partes del mundo en esos años. Lo que siempre se encuentra en la modernidad, (sobre todo la europea), es una crisis y un cambio permanente. Muchos se imaginan el mundo medieval europeo, señores, campesinos y castillos.


También nos imaginamos nuestro mundo contemporáneo, sabemos de fábricas, de burgueses, de las revoluciones y de nuestro mundo capitalista. Pero en el medio pasaron casi 300 años en donde es difícil imaginarnos bien que pasó. Es que en la modernidad (como en todas las épocas) pasó de todo, pero justamente se destruyeron sólidos. El gran mundo medieval que tan bien y funcional había sido se desmoronó poco a poco. Tan bien construido que sobrevivió tres siglos y dejó un mundo muy particular como es el capitalista que por primera vez ya no se ubica solo en un continente si no en todos.


A este mundo anterior al nuestro, un gran filosofo lo llamo “el antiguorégimen”. Alexis de Toqueville nos hablaba así del mundo no burgués, el régimen anterior a la Revolución francesa e industrial. Con algunas criticas como la de nuestro primer posteo de esta serie, esta idea se mantiene. Así, vemos como el antiguo régimen se cae por su propio peso en toda la modernidad. Pero creo que podemos ver ciertos momentos en donde una bola de demolición ayuda con el trabajo. Una de esas bolas, la ultima, es la ilustración.


Como vimos en las anteriores entregas, existieron muchos pensamientos en la ilustración. Los hombres de letras discutían por todo el continente, eso ya nos marca cómo incluso entre ellos había diferencias irreconciliables. Los sectores populares proponían de muy diferentes formas sus críticas y muchas veces se dirigían a lugares muy diferentes. Un burgués la podía ligar tanto como el Rey de Francia. Claramente con los viajes y todos los nuevos mundos también había muchas formas nuevas de pensamiento. Sin embargo, lo vemos como todo un mismo proceso. Pero a no confundirse, la ilustración es eso: un proceso histórico que nos llega a nosotros gracias a eso a ser contradictorio. De todo este movidito ambiente sale gran parte de nuestro pensamiento.


¡Ojo! Que esta bola de demolición tampoco es que se creó de la nada. Toda la experiencia de los 300 años de modernidad ayudaron a crear este clima. Este cambio del mundo que los rodeaba dejo a los hombres del siglo XVIII con ánimos de romper todo este sólido. Ver a la nobleza ir dando pena durante siglos, a los burgueses ganar poder poco a poco, al mundo europeo que parecía cerrado, comunicarse con todo el planeta, envalentona desde los hombres de letras hasta los mendigos ingleses a querer demostrar sus críticas, sus discusiones y sus sueños.


Y tampoco podemos creer que estos pensamientos eran tan nuevos. Generalmente los problemas nuevos en la historia se enfrentan con ideas viejas. Las clases populares urbanas que discutían con el burgués o el aristócrata, lo hacían con ideas de su campo bien medieval, los hombres de letras, si bien querían demostrar lo contrario, tenían origen en las discusiones filosóficas que había iniciado la iglesia en la edad media, la exploración marina que “encontró” al resto del mundo nace de los ideales de expansión necesarios desde la separación con Jerusalén. Pero claro de estas ideas viejas, enfrentados a los problemas nuevos como es la inminente caída del antiguo régimen, salen ideas aun más nuevas para el futuro.


Entonces ¿Qué nos enseña la ilustración? Que estos cambios tan importantes a veces se los puede ver como rápidos, a veces se los puede ver como muy lentos y otras sin ser cambios siquiera. En todas las perspectivas hay un poco de razón. Pero para entender un poco más hay que ver nuestro mundo. Este que nos dejo en parte la caída de este antiguo régimen, en que cosas pensamos y como lo hacemos. En todo eso hay un poco de ilustración pero también de edad media y de pueblos originarios americanos y de romanticismo y de tantas otras cosas más. Es que sin querer contradecir ni a Marx o a Berman, todo lo sólido no se desvanece en el aire, somos nosotros los que lo hacemos desvanecer pero que poco a poco nos gusta reemplazar con nuevos sólidos.

Federico Angelomé


Bibliografía utilizada:

Berman, Marshall: Todo lo sólido se desvanece en el aire, Buenos Aires, Siglo XXI: 1989

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