#MariáteguiDeMiércoles: Reencontrarse con Mariátegui [Parte 1]
En un frío Octubre de 1917, el mundo se estremeció ante la primera revolución obrera y socialista triunfante en el mundo. La teoría se había convertido en acción. Y esa praxis se vio luego sostenida en el tiempo por la vanguardia de un partido decidido a conservar el poder y modificar de cuajo las raíces sociales del antiguo régimen. Ese impulso inicial empujo la conciencia de las masas obreras en otros espacios nacionales: Francia, Alemania, Italia ponen en marcha sus fuerzas sociales hacia la revolución.
La III Internacional como integradora de las luchas a nivel mundial, nacida en 1919, se propuso depurar los elementos reformistas de su movimiento. La separación entre socialistas y comunistas abre una nueva etapa en la que se delimitan las barreras teóricas que demarcan uno y otro campo dentro de la izquierda.
Los años rojos de 1919-1921 fueron de vitalismo, espontaneísmo pero también de dirección consciente de los partidos consolidados en Italia, como aquel Partido Comunista Italiano de Antonio Gramsci y Terracini. En todo este mar de ideas y corazones agitados se encontró José Carlos Mariátegui en aquel 1919 italiano.
Observar de cerca todos aquellos movimientos sociales, teorías, ideologías y formas nuevas de ver el futuro. Todo ello golpeó con fuerza en las estructuras mentales traídas de un Perú atrasado en materia intelectual. Como una esponja fue absorbiendo un poco de cada uno hasta su regreso al país en 1923.
Como identifica Adolfo Sánchez Vázquez, su vuelta al Perú es como un socialista marxista convencido. Siguiendo a este autor, son tres los hitos fundamentales de su producción intelectual y su crecimiento teórico:
Conferencias de 1923-1924 en la Universidad González Prada en las que traza ante los trabajadores limeños el significado de la historia y la crisis mundial.
En 1926 funda la revista Amauta en donde recupera textos de Lenin, Trotsky, Gorki y de autores de lengua española como Unamuno, Neruda, Vallejo, Vasconcelos, Herzog y Azuela.
En 1928 escribe sus Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana. Obra cumbre del marxismo latinoamericano.[1]
Este último trabajo –su última gran obra antes de morir- condensa categorías europeas de diferentes corrientes (marxismo-leninismo, sorelismo, gramscianismo) aplicadas al contexto específico peruano. Este estudio de la realidad nacional, desde su perspectiva regional choca de frente con el cientificismo racionalista y el determinismo economicista arraigado en la III Internacional por aquellos años. Por este motivo, su producción será criticada ampliamente por los popes de la Comintern y del primer Congreso Constituyente de la Confederación Sindical Latinoamericana (Montevideo, 1929) y la Primera Conferencia Comunista (Buenos Aires, 1929).
Huellas de la Historia propone un repaso por la obra más importante del autor peruano, tratando de recuperar el legado materialista Mariategui. En esta sección que saldrá todos los miércoles iremos desglosando los "Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana" e intentará demostrar el análisis marxista que hace Mariátegui a partir de la combinación de los elementos teóricos constitutivos de su formación. Además se focalizará en las preguntas, respuestas y objetivos trazados por el autor.
Se tratará de demostrar que es un libro destinado a la praxis. La idea del limeño no es perder tiempo en cavilaciones estériles sino, más bien, que el lector cierre el libro y se ponga a “realizar el socialismo” en la práctica cotidiana. Que es un libro creado para pasar a la acción con los fundamentos teóricos que explican en profundidad las raíces de los problemas de la realidad nacional.
Pablo Javier Coronel
Bibliografía y citas:
[1] Véase Sánchez Vázquez, Adolfo: “El marxismo latinoamericano de Mariátegui” en Sánchez Vázquez, Adolfo: De Marx al marxismo en América Latina. México, Ítaca, 1999. Pág. 152-153.