Augusto, el primer emperador
Augusto, proclamado jefe de todas las legiones en el año 27 a.C. y reconocido por el senado por la entrega de todos los poderes del Estado, declaró una monarquía con la ayuda del pueblo, pero contaba con la fachada de la vieja republica romana. El más grande objetivo para Octavio, en el año de su proclamación, fue la restauración de la antigua aristocracia y devolverle las atribuciones a las instituciones.
Augusto fue un hombre con grandes dotes para la administración y la política, creía tanto en los organismos como en la aristocracia, por este motivo se planteó el objetivo de purificar el territorio de los individuos que no pertenecían a la nobleza y fueron impuestos en las magistraturas y el senado como resultado de la guerras civiles; contaban con la mayoría de los votos, pero era manipulable e indefinible su decisión. Para volver a las virtudes de la antigua Republica anheladas por Octavio, era necesario crear una reforma que fue anunciada el 13 de enero del 27 a.C., en la cual Augusto asumía el mando de todas las provincias que tenían ejército de guarnición: Galia transalpina, Chipre y España.
Tenía el control de los soldados y generales, prometió todos los años presentar su candidatura al consulado y vigilar las magistraturas urbanas, así como convocar al Senado; es decir, iba a ser cónsul y procónsul, sin dejar de ejercer sus cargos aunque se encontrara ejecutando alguno de las dos obligaciones en diferentes posiciones geográficas. Aunque este ejercicio de los dos títulos no era una novedad para Roma, fue la primera vez que se hizo legal, siendo Octavio el primer princeps con poderes definidos y legales por una década. El 16 de enero del mismo año fue nombrado Augusto, nombre honorífico que pasó a ser parte de la historia.
Con la nueva constitución, y restableciendo las viejas virtudes de los vestigios que alguna vez fue la Republica, Augusto depuro el ejercito de extranjeros, libertos y provincianos, nombrando solo 23 legiones e imponiendo de nuevo el sistema de castigos y recompensas; mediante donaciones, restauro la fortuna de las familias senatoriales que cayeron en la pobreza luego del cambio de la estructura económico-social que se instauró en Roma al conquistar un vasto territorio; hizo que se disminuyera la edad legal para que los jóvenes pudieran iniciarse de manera pronta en la vida política, de la misma manera que estableció sueldos a las magistraturas y a los gobernadores, una decisión necesaria debido a que la aristocracia era demasiado pobre para aguantar con los gastos que imponían los cargos públicos.
Las reformas económicas era un bien necesario porque la republica se encontraba totalmente defalcada, esto impedía la reorganización de las instituciones, la construcción de obras públicas y la ejecución de campañas, por ello tomó medidas para resguardar el tesoro nacional y organizó una contaduría general para tener conocimiento del inventario de la Republica, de las rentas y así poder aumentarlas. La primera medida económica fue aumentar los impuestos de las provincias que habían sido menos dilapidadas y por la acuñación de monedas de mala ley que se hizo para ocultar las grandes masas de oro y plata durante el triunvirato.
Roma se encontraba sin dinero físico, es por ello que Augusto pensó en emprender las guerras cántabras: los asturianos en la península Ibérica, y el valle de los salasos por las minas que se encontraban en su territorio pero no habían sido explotadas por las guerras. La reorganización económica era un asunto primordial para el príncipe, por esta razón a expensas de los senadores más ricos logró la construcción de obras públicas como la pasos viales, monumentos públicos y diferentes templos.
Con toda la responsabilidad que acarreó Octavio, las malas magistraturas y la falta de gobernantes, enfermó gravemente el año 25 y 26 respectivamente. Los romanos sintieron temor de la ausencia del gran príncipe por un futuro lleno de guerras civiles, es por esta causa que el pueblo exigió que Augusto volviera al gobierno, este terminó cediendo. Luego de este suceso, el Senado aprobó una nueva reforma a mediados, que aligeró el peso de las responsabilidades del príncipe y le dio mayor autoridad: renunciaba al consulado anual, omitía de los asuntos de Roma e Italia y se concentraba solo en la vigilancia e observación de las provincias.
Para todas las clases altas era negativo la renuncia de Augusto al consulado, y que se desentendiera los asuntos tanto de Italia como de Roma, es por eso que acepta el poder de todos los antiguos derechos de los tribunos: presentar sus proyectos al Senado; imponer su poder unánime para adoptar o limitar cambios y adoptar leyes que beneficien al pueblo; es decir, gozó de un poder ilimitado que podía intervenir en los asuntos de Italia si así lo requería el caso. Esta reforma impuso un espeso velo en los principios de la Republica que antes podía verse sumamente claros.
Dos acontecimientos dieron evidencia de una aristocracia que flaqueaba: la guerra que se desencadenó por parte de los partos debido a que Tirídates, ex rey expulsado de Partia, secuestró al hijo de Fraates, rey de Partia, y se refugió en Roma, esto requirió la intervención de Augusto, por lo que el Senado mandó a los embajadores a consultar con el príncipe. El otro hecho fue la escasez de alimentos en Tíber, que dejó al pueblo hambriento y molesto por la ineficiencia de los magistrados, por ello los ciudadanos aclamaron para Octavio el puesto de cónsul y una dictadura disfrazada para restablecer el orden de Roma, tantas fueron las peticiones que tuvo que aceptar el puesto de comisario de víveres, pero la población insatisfecha pidió la autoridad absoluta del príncipe bajo cualquier forma de gobierno; el Senado le otorgo la vigilancia e inspección de Roma e Italia, así como el poder de promulgar reglamentos como si fuera cónsul, y en el año 23 se le confirió la materia de política exterior. Este evento abría un nuevo orden social de monarquía embrionaria.
En el año siguiente le confirió Chipre y Galia Narbonense al Senado, y se propuso a realizar el primer viaje a Asia. El pueblo esperaba que Octavio viajara para la conquista del continente, pero este tenía otro fin: resolver los inconvenientes con el rey de los partos, como también solucionar las negociaciones que se habían realizado con la llegada de los embajadores a Augusto. Partió desde Roma, paso por Grecia aprovechando la situación para separarla de Macedonia y confiriéndola al territorio de Tesalia, y así conquistar las Islas. Luego pasó a Asia menor, donde descubrió que le rendían culto –la adoración de los soberanos vivos o difuntos fue una gran arma de dominación en el helenismo-, aprovechando estas condecoraciones para que asociaran su figura con Roma, y así ponerle fin a los problemas de los partos y armenios.
Con la conquista de Armenia, Octavio no anexo esta a Roma, sino que puso en el trono a Tigranes II, hermano del antiguo rey de esta nación. En seguida el rey de los partos ejecuto las negociaciones hechas con Augusto, que no era una conquista por parte de Roma a los partos, sino una serie de tratos hechos para alejar a Partia de la política mediterránea, confiriéndole Anatolia y Siria a Roma, este último prometió no penetrar en Asia Central, procurando un siglo de paz en Oriente.
A mediados del 19 a.C. Octavio volvió a Italia coincidiendo con la tensa situación que mantuvo población conservadora, con el propósito de alejar a los extranjeros de los cargos públicos y crear una constitución que solo admitiera a una aristocracia de buena fortuna en el Senado, de buena reputación y pocos escándalos públicos. El príncipe estaba por cumplir su periodo en el año 18 y aprovechó la situación para hacer pública una nueva constitución más arraigadas a las costumbres conservadoras, es por esta razón que compartió los poderes con Marco Vipsanio Agripa en iguales potestades; alargó su poder por 5 años más; depuró de nuevo el Senado con mucha prudencia; y creó una ley de agrado al partido tradicionalista llamada Lex Julia de maritandis ordinibu: esta ley que obligaba al matrimonio a todos los ciudadanos romanos, como resultado los senadores y padres de familia obtenían recompensas al casarse y las mujeres con más de tres hijos gozaban de casi igualdad civil. Los que no acataran esta ley sufrían las consecuencias de ser expulsados de los actos públicos y despojados de sus herencias.
Esta ley también tenía obligaciones como las de abstenerse de los grandes lujos, el adulterio seria gravemente penado, como también otras leyes contrapuestas para hacer cumplir la primera; el único propósito de esta ley era restablecer la aristocracia y las familias nobles.
En el año 16 se azotó una tormenta en Italia, Los Alpes, lo vennenones y los camunios, por la gran paz que solo gozaba Roma y por los costosos impuestos que estableció Augusto. El príncipe paró la guerra con ayuda de sus generales y sus dos hijos: Tiberio que era pretor y Druso elegido cuestor para el año 15 a.C. Tuvieron éxito en sus campañas, conquistando Danubio y Nórica; todas estas conquistas se las repartieron entre sus generales. Así el principe extendió el imperio dándole una mayor relevancia a Europa, sobre todo en las Galia y proponerse la invasión de Germania, desistiendo del sueño romano de conquistar Persia porque para lograr este objetivo fue necesario reorganizar Galia, de su ejército y realizar una estrategia militar.
Mientras que todo era preparado, Augusto fue nombrado pontifex maximus, pero Agripa muere en Campania a principios del año 12 a.C. Quiso desistir de la campaña a mitad de año por la falta de su general más confiable, pero envió a sus hijos a realizar las expediciones de conquista. Drusco tras varios intentos logró conquistar Germania en el año 9, en ese momento es nombrado cónsul y también muere. En el año 8 a.C, Octavio se le acababa la prerrogativa de sus cargos pero no había alguien capaz de sustituirlo, es por esto que duró dos lustros más y envió a su hijo Tiberio a terminar la conquista de Germania y quien sería su heredero.
Nakary Martín