Fútbol para la Clase Obrera
Hace ya un siglo, en los años veinte la izquierda luchaba por otra sociedad y la "cultura obrera", en todos los planos. También, y sobre todo, en los que hacían al "tiempo libre" de los trabajadores.
La Federación Deportiva Obrera (FDO) enfrentaba a los “clubes empresas” (Boca, River, Independiente y todos los demás), en donde los dirigentes ya comenzaban a vivir a expensas del deporte, lucrando con el bolsillo de los aficionados, al tiempo que azuzaban el odio entre trabajadores.
Decía el Boletín de la FDO (1925): "El deporte en las ligas burguesas es, en primer término, un negocio (...) En segundo lugar, tiende a desarrollar los sentimientos nacionalistas patrioteros del pueblo (...) Además, el deporte burgués es esencialmente individualista; tiende a formar hombres que sobresalgan de los demás (...) También es egoísta: no crea la mentalidad sana por la que se practique el deporte en sí, sino desarrolla una mentalidad enfermiza, por la que se practica el deporte por el trofeo".
El "deporte rojo" era visto como la contracara, por ser “...esencialmente internacionalista, puesto que desarrolla los sentimientos de confraternidad proletaria entre todos los explotados del mundo (...) Es profundamente colectivista, porque poco le interesa que sobresalga nadie, tener muchos campeones, sino fortalecer al conjunto del proletariado. Crea vínculos de camaradería entre todos los jugadores y no ofrece espectáculos repudiables".
Desde la FDO siempre destacaban el carácter fraternal y festivo de sus matchs, en oposición a los que se hacían en las ligas “burguesas”, cada vez más desnaturalizados por la rivalidad/enemistad. Contrastaban sus partidos con los de los clubes-empresas, que ya desde ese momento culminaban con escenas de pugilato entre jugadores, árbitros y público: “Todo esto por un lado. El lado nauseabundo del deporte burgués, que en realidad encanalla al deporte. Por otro, el partido de la Federación Obrera, lleno de nobleza deportiva, de corrección y de limpieza. ¿Será necesario más para decidir a los obreros deportistas para que ingresen en el sano terreno del deporte proletario?”.
Perdieron. Y el Capital también se apropió de esto. Lo metabolizó. Y así estamos.
Hernán Camarero