Caravanas en el Desierto: el intercambio en la Antigüedad
A partir del estudio de fuentes documentales se propone un analisís de las lógicas de intercambio en la antigüedad. Nos situaremos en distintos momentos de la línea del tiempo para observar las particularidades: Mesopotamia Paleoasiria, Neoasiria y del Imperio Persa Aqueménida.
Kemp y Van De Mieroop intentan pensar en los modelos económicos ideales aplicados a las civilizaciones antiguas. El primero lo hace sobre Egipto, mientras que el segundo se propone relativizar las teorías económicas aplicadas al Medio Oriente. Desde la óptica de este último, y siguiendo su consejo, se propone no aplicar linealmente los desarrollos teóricos modernos a los contextos antiguos. Las lógicas de intercambio, producción y propiedad pueden variar mucho a las concepciones que tenemos actualmente, por lo que se intentará extraer de las fuentes primarias toda la información posible para entender las formaciones económicas en las civilizaciones antiguas.
En primer lugar me interesa contextualizar las fuentes en tiempo y espacio para luego poder desglosar cada una en su particularidad. La de más antigüedad son los y forman parte de los intercambios comerciales entre Asiria y Kanish que data del Período Paleoasirio del Bronce en la Mesopotamia (2000-1758 a.C.). Luego, tenemos dos fuentes correspondientes al Período Neoasirio (934-609) de la Edad del Hierro mesopotámico: Las inscripciones del Obelisco Negro de Salmanassar III y los Por último, tenemos los relatos de Heródoto que hacen referencia al Imperio Persa en su dinastía Aqueménida (559-331) con particular atención al reinado de Darío I.
Los son parte de unas veinte mil tablillas encontradas en Kanish (Anatolia) que datan de los primeros siglos del II milenio a.C. Se encuentra dividida en tres secciones: 1) , 2) , 3. Por el texto contenido, se puede afirmar que representa una serie de seguros sobre la mercancía transportada, los pasos a seguir por la caravana y la cantidad estimada de gastos que debe afrontar el . En la primera sección, se estipula que 30 minas de plata han sido llevadas a la ciudad de Assur para efectuar compras de mercancías para luego volver con ellas a Kanish a nombre de Enlil-bani. En el segundo apartado, se establecen las instrucciones para Kukkulanum (enviado de Enlil-bani) para comprar telas y estaño a los representantes de Enlil-bani en Assur. Por último, en la tercera sección donde se hace un balance final sobre las operaciones efectuadas en Assur en donde podemos ver la plata enviada, las compras, gastos del viaje y las tasas abonadas (entre otras).
De esta primera fuente podemos extraer varios puntos de interés para comprender el andamiaje económico de Asiria. En primer lugar, se da un intercambio entre privados. No hay intervención directa de los Estados en este caso. Se ve como desde Assur fluyen telas y estaño y como desde Kanish llega plata. Se observa como las ciudades se benefician del intercambio con el establecimiento de tasas como la y la Se puede ver también que existe una aceitada red de intercambio mercantil que consta de un enviado o caravanero a cargo de la travesía y transacción, ciertos representantes de los intereses del comerciante de Kanish en Assur, un sistema de sellado y asegurado de las mercancías.Las cartas, contrato y balance son una muestra de la sofisticación y habitualidad de esta forma de intercambio.
De esta forma, se puede afirmar que en el Período Paleoasirio existe un sistema de intercambio mercantil entre privados. Lo que supone la propiedad privada sobre mercancías, aunque no podemos afirmar que exista una propiedad sobre los medios de producción desde esta fuente. Es algo que podríamos llegar a suponer si se tiene en cuenta la manufactura artesanal de telas disponibles para ser cambiadas en el mercado pero no se tienen fuentes complementarias para afirmarlo en este caso. Se observa que esta propiedad privada sobre mercancías se traduce en la persecución de un beneficio económico en lo inmediato por parte de los comerciantes y caravaneros. La intervención de las ciudades se hace presente solo en el cobro de tasas pero no sabemos, por esta fuente, en qué condiciones estos sujetos son libres de intercambiar productos o si necesitan un permiso especial otorgado por los Estados. Liverani extiende, además, el análisis por contar con mas fuentes y reconstruye la red completa del comercio paleoasirio entre Babilonia, Assur y Kanish. Allí observa el tipo de mercancías que circula y reconstruye el sistema de (organización encargada de garantizar las operaciones e intervenir judicialmente entre comerciantes en problemas).
Avanzando en la historia nos encontramos con las fuentes del período Neoasirio. La primera corresponde al Obelisco Negro de Salmanassar III. Lo primero que se observa es a los reyes de los pueblos sometidos aportando sus tributos. Se reprenta a Sua, el gilzanita, trayendo tributos de “plata, oro, plomo, vasijas de cobre, báculos para el rey camellos de dos gibas”[1], luego se recibe el tributo de Jehu de “plata, oro, saplu, cuenco de oro, un vaso de oro de base puntiaguda, vasos de oro, baldes de oro, estaño, un báculo para el rey (y) puruhtu de madera”[2], también el tributo del país de Musri consistente en animales como “camellos, un hipopótamo, un rinoceronte, un antílope, un elefante y monos”[3]. En un cuarto registro se observa a Marduk-apal-usur de Suhi entregando “tejidos, colmillos de elefante y objetos de madera” junto con “plata, oro, cantaros de oro, marfil, jabalinas, buia, vestido muy coloridos y de hilo”[4]. Por último, se observa el tributo de Karparunda de Hattina aunque no se da especificaciones de en qué consiste.
Si bien esta primera fuente tiene como objetivo demostrar la magnanimidad del rey Salmanassar III en la sumisión de pueblos lejanos, se pueden sacar algunas conclusiones de tinte económico. En primer lugar se observa la importancia de la plata y el oro para este período, a diferencia del anterior en donde la plata era la principal medida de intercambio. A su vez, se observan varios artículos suntuarios que no tendrían más finalidad que demostrar status o consumos elevados. La fuente nos puede hablar en algunos casos de tributación bajo sometimiento como en el primer caso en que Sua se inclina ante el rey de Asiria, armado con arco y flechas acompañado de un soldado. También el segundo, se encuentra postrado ante el rey asirio. Sin embargo, los mandatarios de Mursi y Suhi, parecen entregar tributos en una situación más igualitaria, lo que podría dar la pauta de relaciones de reciprocidad. Los animales entregados desde Musri parecen más bien regalos para impresionar a Salmanassar que una tributación compulsiva y violenta. Lo mismo sucede en el caso de Marduk-apal-usur en donde se observan leones y un venado detrás de la escena, en una región montañosa y boscosa.
Se puede profundizar en las formas de reciprocidad si observamos el documento de los . Si bien en la fuente, el rey asirio, hace gala de su violencia y de la conquista hasta la destrucción de pueblos vecinos como forma de abastecerse de recursos. Ejemplos de estos son la conquista y saqueo de Shimutu, Samaria y todo Israel. Se destaca, entonces, la importancia del saqueo, sin embargo en un momento reconoce haber recibido como presentes oro en polvo, piedras preciosas, marfil, semillas de ébano, toda clase de sustancias aromáticas, caballos y camellos de los reinos de Musru, Arabia y de It`mara, el sebaeno.
La diferencia entre conquista y saqueo, tributación compulsiva y la entrega de presentes, es considerable. Si bien el Imperio Asirio conoció una gran expansión territorial a partir de su poderío militar, no se puede soslayar la relación de reciprocidad con otros pueblos asociados o dominados en ciertos márgenes de igualdad (o menor coerción que en otros casos). Así entonces, tributación y reciprocidad son formas de intercambio comunes en Asiria. La estructura administrativa necesaria era de peso considerable y constaba de oficiales delegados en los territorios como relata Sargón, cuando dice “Van De Mieerop reflexiona sobre las relaciones de reciprocidad y observa también como estos documentos tenían un objetivo comercial ya que cada rey llevaba una contabilidad estricta de lo recibido y que a menudo se quejaban cuando se sentían estafados por algún par[6].
Por último, la fuente de Heródoto correspondiente al Imperio Persa Aqueménida da cuenta de los tributos recibidos por Darío I. Se observa en este caso que cada satrapía establecida por el mandatario envía sus tributos en forma de moneda como unidad de medida. A los que entregaban plata anteriormente, ahora lo harían con talentos babilónicos, mientras que los que tributaban en oro lo harían con talentos euboicos. Cada región tiene un monto previamente estipulado a excepción de Persia y de Arabia que entrega niños y doncellas. Asiria tiene la obligación de entregar además quinientos eunucos. Lo recaudado era fundido y guardado en tinajas de barro cocido que se rompía al momento de ser usado. Sabemos que a partir de esta recaudación, se realizaban grandes obras de infraestructura, como en el caso de los caminos, canales, templos, etc. También se hace una distinción con los reinados previos y la capacidad de Ciro de ser más benévolo en la percepción de tributos en forma de regalos (reciprocidad). Podemos decir que el esquema Aqueménida responde a un modelo redistributivo centralizado ya que el centro recauda y distribuye luego hacia abajo los beneficios de la administración.
Cada una de las fuentes trabajadas da cuenta de formas diferentes de intercambio. No podemos negar en este estudio la existencia de unas formas en un período u otro. Es decir, por la escasa información que se brinda en el modelo paleoasirio, no podemos negar la existencia de tributación a gran escala a poblaciones dominadas como en el caso neoasirio o persa Aqueménida. Tampoco podemos descartar la presencia de comercio privado en las civilizaciones imperiales como las de Salmanassar III y Sargón II o de Ciro, Cambises y Darío. Debemos entender la multiplicidad de formas de intercambio en cada uno de los períodos estudiados, pero no podemos certificar la importancia de una forma sobre otra en base a las fuentes aquí trabajadas.
Pablo Javier Coronel
Bibliografía y citas:
[1] Las inscripciones del obelisco negro de Salmanassar III, selección de fuentes Clase 10, historia antigua I “C” (Campagno), 2014. Pág. 2/12.
[2] Ibídem, pág. 3/12
[3] Ibídem, pág. 3/12
[4] Ibídem, pág. 3/12
[5] Annales de Sargón II; selección de fuentes Clase 10, historia antigua I “C” (Campagno), 2014. p. 8/12
[6] Véase Van De Mieroop; M. Economic theories and the ancient Near East, en R. Rollinger & C. Ulf (eds.), Commerce an Monetary Systems in the Ancient World, Stuttgart, 2004, p. 10