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Pablo Javier Coronel

Introducción al marxismo británico

En el siguiente artículo se dará cuenta de la corriente historiográfica desarrollada en los años de la segunda post-guerra en Gran Bretaña -y que mantendrá su vigencia hasta la actualidad- conocida como “marxismo británico”. Es importante rescatar su especificidad y trascendencia ante otros historiadores marxistas, ya que desarrollan una auténtica tradición teórica[1] que se diferencia y reformula los principios dogmáticamente arraigados del materialismo histórico. Se centrará, este artículo, en el estudio de los aportes que hace E. P. Thompson a este campo historiográfico a través de su obra: The making of the English Working Class; y en cómo se observan en ella, un cúmulo de caracteres específicos que lo ponen en relación con la corriente en cuestión.


Antes de comenzar a hablar de la obra del historiador inglés, es necesario poner en contexto tanto al autor como a su trabajo. Edward Palmer Thompson, nacido en Oxford el 3 de febrero de 1924 en una familia de padres metodistas, luchó en la Segunda Guerra Mundial en una compañía de tanques en Italia. Estudio en el Corpus Christi College de la Universidad de Cambridge, en 1946 formó parte del Grupo de Historiadores del Partido Comunista donde hacia su militancia política activa. En 1952, fundan la revista Pasta & Presenta que quiebra con el P.C. en 1956 a raíz de la invasión soviética a Hungría. Formó parte de la corriente de intelectuales de la Nueva Izquierda y de movimiento pacifistas. Su inconformismo con las políticas y teorías del marxismo ortodoxo lo llevó a él, y a los demás miembros de su grupo (entre ellos Hobsbawm, Hill, Hilton, etc.), a desarrollar nuevas interpretaciones del materialismo histórico, redefiniendo para siempre su modo de escribir y razonar la historia.

La discusión básica entre el grupo de historiadores al cual pertenecía Thompson era con la corriente estructuralista de la historiografía marxista. Mientras para los segundos, orientados principalmente por Althusser, las relaciones sociales objetivas eran decisivas para el desarrollo de la conciencia de clase, para un gran número de marxistas anglo parlantes e italianos (Thompson, Rudè, Hobsbawm, Genovese; Ginzburg, Levi, Poni) la conciencia desempeñaba un papel decisivo.[2] Los ejes de discusión pasaban por trascender la estricta noción económica de clase basada en el determinismo económico que había impregnado al marxismo desde sus orígenes, incorporando la perspectiva cultural y de las subjetividades, a la formación de una clase social.



Desde esta nueva perspectiva historiográfica, se desarrolló además la voluntad de cambiar los paradigmas de escritura de la historia misma. La mayoría de las tradiciones anteriores se habían abocado a una historia desde arriba (analizando solo a las elites dirigentes) y, en contraposición, a una historia desde abajo (analizando solo a las clases bajas oprimidas). El marxismo británico, sin embargo, incluye una nueva interrelación entre las dos esferas poniéndolas en contacto constantemente, realizando una operación historiográfica más abarcativa que las concepciones anteriores. Los estudios de estos autores, pusieron en relación al campesino con el señor, al trabajador con la esfera estatal y empresarial, en este sentido, las clases bajas explicaban a las clases altas y viceversa. Es por eso que la denominación de historia de abajo arriba se incorporó al léxico histórico, cambiando los paradigmas de escritura.


 

La Formación De La Clase Obrera En Inglaterra

E. P. Thompson


Año: 2012

Descripción: Publicado en 1963, La formación de la clase obrera en Inglaterra es probablemente la obra de historia social inglesa mas imaginativa de posguerra. Sin duda se trata de uno de los libros de historia más influyentes del siglo XX, y está dotado de una extraordinaria calidad histórica y literaria. E.P. Thompson muestra cómo la clase obrera participó en su propia gestación y recrea la experiencia vital de personas que sufrieron una pérdida de estatus y libertad, fueron degradadas y aún así crearon una cultura y una conciencia política de gran vitalidad.












 

Yendo específicamente a The making of the English Worker Class, se puede decir que la obra fue publicada en 1963 en plena Guerra Fría, donde la tensión entre los “mundos” se hallaba en uno de sus momentos mal álgidos. El objetivo de E. P. Thompson en este libro era redefinir la noción de clase. Su hipótesis de trabajo era que la clase es un “fenómeno histórico que unifica una serie de sucesos dispares y aparentemente desconectados, tanto por lo que se refiere a la materia prima de la experiencia, como a la conciencia […] Se trata de un fenómeno histórico. No veo la clase como una estructura, ni siquiera como una categoría, sino como algo que tiene lugar de hecho (y se puede demostrar que ha ocurrido) en las relaciones humanas”[3]. Y sigue, “la noción de clase entraña la noción de relación histórica. Como cualquier otra relación, es un proceso fluido que elude el análisis si intentamos detenerlo en seco en un determinado momento y analizar su estructura”[4].


Además, introduce el concepto de “conciencia de clase” para referirse a “la forma que expresan estas experiencias en términos culturales: encarnadas en tradiciones, sistemas de valores, ideas y formas institucionales”[5]. En este sentido, se planteo desarrollar el concepto de clase social desde el plano objetivo de su formación (making) histórica concreta, y desde el plano de las subjetividades que esta relación social en constante movimiento va adquiriendo en las diferentes coyunturas que le toca atravesar. Quizás este sea el planteo más osado de E. P. Thompson ante una historiografía marxista estructuralista que solo hace caso a los procesos económicos concretos en los modos de producción determinarían a las clases sociales intervinientes.


Es interesante observar la concepción que tenía el autor sobre la historia. Para él, “si detenemos la historia en un punto determinado, entonces no hay clases sino simplemente una multitud de individuos con una multitud de experiencias. Pero si observamos a estos hombres a lo largo de un periodo suficiente de cambio social, observaremos pautas en sus relaciones, sus ideas y sus instituciones. La clase la definen los hombres mientras viven su propia historia y, al fin y al cabo esta es su única definición”[6]. En este sentido, se puede decir que la historia para él no puede ser observada como una foto sino como una larga colección de eslabones que se entrelazan entre sí, de arriba abajo, de abajo arriba, y en perspectiva hacia atrás y adelante en la línea de tiempo. Nuevamente discute al estructuralismo que, en su visión, no podía desandan el proceso histórico que hacía a la formación de una clase social, sino que era la estructura social de producción la que la determinaba.


En su Prólogo a The making of… sienta posición sobre con quien está discutiendo. “Esta la ortodoxia fabiana, en la que se considera a la gran mayoría de la población obrera como victimas pasivas del laissez faire, con la excepción de un puñado de organizadores clarividentes (señaladamente, Francis Place). Esta la ortodoxia de los historiadores de la economía empírica, en la que se considera a los obreros como fuerzas de trabajo, como inmigrantes o como datos de las series estadísticas. Está la ortodoxia del Pilgrim’s Progress, según la cual el periodo esta salteado por los pioneros precursores del Welfare State, los progenitores de una Commonwealth socialista, o (mas recientemente) los primeros ejemplares de las relaciones industriales racionales”[7]. Específica mas adelantes sus puntos de desacuerdo con la primera y la segunda ortodoxia, que tienden a oscurecer la acción de los obreros, y con la tercera, era que ella interpretaba la historia bajo la luz de las preocupaciones posteriores y no como de hecho ocurrieron, solo se recuerda a los victoriosos y se olvidaban de los perdedores.[8]


Ahora bien, en el desarrollo de su literatura, Thompson, despliega un gran abanico de recursos dignos de ser tomados en cuenta por el lector. Su relato es sencillo para que el público en general pueda entenderlo, para ello incluye algunas muletillas que conectan su explicación con el presente (de 1963), como por ejemplo:


“la amenaza de la población obrera industrial […] revela una reacción no muy alejada de la que tienen los racistas blancos, hoy en día, hacia la población de color”[9]


O…


“El hilador adulto no era aun, en 1830, más representativo de aquella figura esquiva, el obrero medio, de lo que, en la década de 1960, lo es el obrero de la Coventry”[10]


Las fuentes utilizadas son trabajos estadísticos, tanto económicos como demográficos, diarios personales e informes oficiales. Además de esto, se sirvió de los trabajos de tradiciones historiográficas precedentes a los cuales relativiza o completa en torno a su propia investigación. Historiadores como los Hammonds, Asa Brigs, Clapham, entre otros forman parte de su trabajo. Por su parte, se nutrió de otras disciplinas como la sociología para contextualizar las escalas estadísticas, la demografía para comprender el aumento poblacional en una época de guerra civil y búsqueda de nuevos modos de producción, en cierta medida la geografía, para comprender el desigual desarrollo en la superficie natural de los complejos industriales y por supuesto de la economía como factor explicativo de las fluctuantes condiciones de una inestable Inglaterra a fines del siglo XVIII y principios del XIX.


El aporte de E. P. Thompson a la historiografía marxista fue el de dotar a los hombres históricos de subjetividad propia, es decir, la creación de un hombre razonable no determinado por la estructura social de producción. Sí atravesado, sí influido pero con conciencia propia que es lo que realmente lo determina. Por otro lado, rechaza constantemente que la historia esté predeterminada necesariamente hacia el progreso social, en este sentido no fue etapista, como lo era el resto del marxismo de la época (principalmente en la concepción de la “revolución por etapas”). Cada proceso histórico estaba abierto a múltiples posibilidades, dependiendo del movimiento especifico en la lucha y en el grado de desarrollo de la conciencia de clase. El objetivo de su obra fue el de visibilizar estos procesos subjetivos de principios del siglo XIX para instalar la idea de que el cambio social no vendría determinado solamente por la crisis de la estructura económica, sino que debía ser acompañado por la evolución de los procesos subjetivos de conciencia de clase hacia tendencias revolucionarias.

Pablo Javier Coronel




BIBLIOGRAFIA UTILIZADA

  • E. P. Thompson. La formación histórica de la clase obrera; Barcelona, Laia, 1977.

  • G. Iggers. La ciencia histórica en el siglo XX; Madrid, Labor, 1993.

  • H. Kaye. Los historiadores marxistas británicos; Universidad de Zaragoza, 1989.



Citas:


[1] H. Kaye, Los historiadores marxistas británicos, Universidad de Zaragoza, 1989. pág. 5.


[2] Véase G. Iggers, La ciencia histórica en el siglo XX, Madrid, Labor, 1993. Pág. 77.


[3]E. P. Thompson, La formación histórica de la clase obrera, Barcelona, Laia, 1977. Pág. XIII.


[4] Ídem.


[5] Ibídem, pág. XIV


[6] Ibídem, pág. XV


[7] Ibídem, pág. XVII


[8] Ibídem. pág. XVII.


[9] Ibídem. Pág. 197.


[10] Ibídem. Pág. 201.

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