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Lisandro Rappetti

¿El reino del petróleo o el reino del terror?

Hablar de Arabia Saudita y los DDHH es un tema engorroso y pocas veces abordado, sin embargo hace algunos días tuvimos noticia de la intención de Riad de ejecutar al poeta Ashraf Fayad acusado de apostasía, por lo cual autoridades de la ONU expertas en DDHH solicitaron al gobierno saudí que cancele la ejecución. Tanto sus familiares como personas allegadas reclaman que se está llevando a cabo una venganza por parte de la policía religiosa (Mutaween), debido a que en publicaciones del acusado como “Instrucciones en el interior” el mismo cuenta sus penurias como refugiado y, además con el agravante de grabar actos violentos por porte de las autoridades.


Lo más singular del caso es que la sentencia a muerte de Fayad deviene de un pedido de apelación a una condena que data del año 2013 en que se lo sentenció a 800 latigazos y cuatro años de arresto por insultar a Dios y al profeta, como así también distribuir poemas que incitaban al ateísmo y, tal es la gravedad del crimen para el régimen saudí que la acusación amerita quitar al acusado todo tipo de representación. De implementarse la condena el régimen sumará un caso más a las 150 ejecuciones realizadas en el 2015 y, según los datos de amnistía internacional es la cifra más alta en el país desde 1995.


La conformación del régimen saudí como Estado ha tenido desde 1932 la dirección de la familia real saudita, quien ha ejercido un gobierno monárquico que ha combatido a todos sus opositores internos dejando poco margen a las reformas. En este sentido (intentos reformistas) puede señalarse el movimiento que en los años 60 y 70 del siglo pasado alentado por el Nasserismo[1] se llamaba “Príncipes saudíes” y, que pugnaba por la conformación de una monarquía constitucional, finalmente el grupo fue violentamente reprimido al igual que el grupo Juhaiman al Utaybi[2] en la década de 1990. En tal sentido el reino saudí conforma un caso particular en el golfo, pues no transitó por una experiencia propiamente colonial como casi todos los demás Estados de la región ni tampoco derivó hacia el parlamentarismo y para mayores divergencias el país cuenta con un gran ascendente religioso, pues en su interior se encuentran las ciudades de La Meca como Medina, situación fáctica que dio en algún sentido a la familia real saudí el monopolio sobre la interpretación del Islam[3].


Desde el punto de vista histórico tres grupos fundadores caracterizaron a la sociedad saudita, el primero de ellos la familia Al Saud, luego los Ulema (estudiosos del Islam) y por último los Umara, los jefes tribales. De ese trío de actores sociales la familia real fue perfeccionando su poder, al principio mediante alianzas con los grupos ya mencionados y luego a través de relaciones con las familias de mercaderes que habitaban el territorio desde varios años atrás, luego estas asociaciones fueron mutando hacia formas más complejas con la aparición de la renta petrolera. En el sentido constructor de la dinámica social, la familia real ha sobrevivido gracias a la distribución de la renta de los hidro carburos y la cohesión ideológica que dan los Ulemas a través del Islam siguiendo el camino de los arreglos de tipo corporativo.


Con respecto a la minoría Chiita que habita el país, estos se encuentran casi de forma mayoritaria en la provincia de Al Hasa, que es donde se encuentra concentrada la riqueza petrolera, en los años posteriores a la revolución iraní se los ha incorporado a los recursos proveniente de la renta del petróleo, pero no en los puestos directivos lo que supone que el acceso a las riquezas que proporciona el mismo es solo marginal, siendo el caso que rompe con el proceso de cohesión social que lleva adelante la familia real. Pero como veremos los Chiitas no son precisamente los únicos que sufren la discrimación del gobierno saudí, ya por el 2004 en un juicio que recibió cobertura mediática (Cosa poco habitual) se dio en conocimiento como el régimen puso en práctica con el pretexto de ser leyes encuadradas en el proceso anti terrorista, la capacidad de reprimir la libertad de expresión y asociación. Pues se trató de un grupo de jóvenes universitarios, abogados, periodistas e intelectuales que fueron juzgados por asociarse ilícitamente con el fin de hablar críticamente del régimen saudí y, además haber publicado panfletos con la intensión de fomentar un proceso de agitación que propicie una reforma política. No existían pruebas concretas de que los acusados incurrieran en acciones terroristas de algún tipo, su “crimen” era el peticionar por el cambio de un sistema monárquico a otro monárquico parlamentario, peticiones que fueron llevadas a cabo tanto en medios locales como en medios internacionales. Pero para las autoridades saudíes esto no se trataba que otra forma encubierta de criticar a las autoridades, el carácter islámico del gobierno y sobre todo, que mediante estas argucias se atentara contra la integridad social del país. Como señala la publicación de Amnistía internacional…”Entre los integrantes del grupo figuraban tres destacados defensores de los derechos humanos: Matrouk al-Falih, profesor de la facultad de Ciencias Políticas en la Universidad Rey Saud de Riad; ‘Abdullah al-Hamid, ex profesor de literatura contemporánea en la Universidad del Imán Muhammad bin Sa’ud de Riad, y ‘Ali al- Daminy, escritor. Un año después, fueron condenados a seis, siete y nueve años de cárcel, respectivamente, pero el rey ‘Abdullah bin ‘Abdul ‘Aziz Al-Saud los indultó tras subir al trono y en agosto de 2005 quedaron en libertad.”[4]. No obstante el hecho de su libertad continuaron siendo hostigados por las autoridades durante largo tiempo y volvieron a prisión de forma secuencial en los años 2006 y 2008, lógicamente en juicios llevados a cabo sin las garantías necesarias mínimas que exige la carta de DDHH de la ONU.



Y no obstante este macabro espectáculo de condenas con juicios en circunstancias asimétricas y degradantes para los acusados, Arabia saudita es miembro activo del consejo de DDHH de la ONU y, participó en los debates que concluyeron con la elaboración de esa declaración en 1948. Sin embargo esto parecería no tener efecto al interior del Estado saudí quien es uno de los pocos países que no es miembro de las dos principales pactos derivados de esa declaración, el Pacto internacional de Derechos civiles y políticos y, el Pacto internacional de Derechos sociales, económicos y culturales. Y lo peor de todo es que el gobierno saudí parece plenamente confiado en que su influencia política, militar y económica resulta suficiente para que el status quo del país con respecto a estos temas no sufra modificación.


En tal sentido el pasado 22 de septiembre la ONU eligió como líder del comité de DDHH a un saudí, Faisal bin Hassan Trad y, como consecuencia de ello trajo aparejado un vendaval de críticas con escándalo asociado a ellas ya que como mencionamos al principio de la nota el régimen ha decapitado a más personas que el mismo ISIS en el corriente año, pero cual fuese un caballo sin anteojeras o avestruz asustado los saudíes han aumentado la apuesta buscando verdugos para las ejecuciones mediante su aparato religioso[5]. Tras el nombramiento y como cita ABC internacional “El director ejecutivo de UN Watch, Hillel Neuer, describió la medida como una victoria para el petróleo sobre los derechos humanos. «Arabia Saudita tiene posiblemente el peor récord en el mundo cuando se trata de la libertad religiosa y los derechos de las mujeres… “[6]


Por lo relatado y por influencia que tiene el reino en la concepción, la adopción del Islam tanto como práctica religiosa y política, la situación de Arabia Saudita es altamente peligrosa en materia de DDHH tanto para la población saudí como para la región, pero esto parece no inmutar a sus principales aliados, entre ellos los EEUU. Arabia ha recibido constantes favores de las potencias occidentales con tal de garantizar los flujos permanentes de petróleo, tanto es así que el reino no ha sufrido condenas por su conocido patrocinio a entidades catalogadas como terroristas por quienes inclusive se destacan como aliados, el doble discurso occidental en la materia es asombroso. Cabe solamente destacar los cables de Wikileaks que son citados por el diario “El financiero”[7] donde se señala al país como el principal contribuyente al terrorismo sunita e inclusive de Al Qaeda, como cita la nota…”El cable diplomático señala que, pese a las preocupaciones estadounidenses, Arabia Saudita seguía siendo una importante base de apoyo financiero de Al-Qaeda, los talibanes, Lashkar-e-Taiba (LeT) y otros grupos considerados terroristas, como Hamas”. Lo más singular de esto es que los propios contribuyentes tanto de las principales potencias europeas como los EEUU son saqueados año tras años con groseras derivaciones de presupuesto en post de la lucha por la seguridad mundial y en contra del terrorismo, al fin y al cabo… todo sea en nombre del petróleo.

Lisandro Rappetti.

Citas:

[1] Nasserismo: El Nasserismo fue un movimiento político nacido en Egipto de la mano de Gamal Abdel Nasser y de los jóvenes oficiales egipcios que le ayudaron en la revolución de 1952. Surgido en el contexto de juego de potencias de la guerra fría tuvo posiciones políticas tanto autoritarias como reformistas, entre sus logros principales se encuentra la nacionalización del canal de Suez el 26/07/1956.

[2] Juhaiman al Utaybi: Con referencia a esto es pertinente investigar las derivaciones políticas que suscito la toma de La Meca en 1979.

[3] En cuanto a las interpretaciones de las que puede ser susceptible el Islam y la construcción de la práctica religiosa recomiendo el siguiente enlace:

http://www.elconfidencial.com/cultura/2015-11-23/de-algazel-a-al-baghdadi-fuentes-y-no-fuentes-filosoficas-de-la-yihad_1102916/#lpu6hTxWyJE2gsYd

[4] Amnistía internacional: Ataque a los DDHH en nombre del antiterrorismo. Madrid. 2009.

[5] Las consideraciones y detalles de esta grotesca búsqueda de empleo pueden encontrarse en el siguiente link.” http://www.abc.es/internacional/20150518/abci-oferta-trabajo-decapitador-201505181922.html”

[6] http://www.abc.es/internacional/20150922/abci-polemica-eleccion-saudi-comite-201509212021.html

[7] http://www.elfinanciero.com.mx/mundo/arabia-saudita-es-principal-patrocinador-del-extremismo-sunita-revela-wikileaks.html

Bibliografía utilizada:

-Amnistía internacional: Ataque a los DDHH en nombre del antiterrorismo. Madrid. 2009.

-Erb, Alejandro: La nueva era dorada de Arabia Saudita. Palermo Bussines. 2008.

-Galindo, Alejandra: La liberalización política como estrategia del gobierno de Arabia Saudita. CLACSO. 2006.

-Lapidus, Ira: A history of Islamic societies (Nueva York: Cambridge University Press). 1997

-Lucciani, Giacomo: “Oil rent and the fiscal crisis of the state and democratization” en Salamé, Ghassan (ed.) Democracy without democrats. The renewal of politics in the Muslim world (Londres: IB Tauris). 1994.

- http://www.infobae.com/2015/12/05/1774569-la-onu-pide-un-poeta-que-arabia-saudita-decapitara-renegar-del-islam

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