Tango Africano
En el Día Internacional del Tango, que conmemora la fecha de nacimiento de dos grandes del género, quien lo inmortalizó y le dio fama mundial con el canto, el disputado entre tres naciones su lugar de nacimiento, Carlos Gardel, llamado “morocho del Abasto”, entre otros apodos, y del gran director de orquesta argentino Julio De Caro, otro gran símbolo de la música.
Dom Pedro, angoleño residente en Francia y director del film “Tango negro: las raíces africanas del tango” (2013), esgrime en esta entrevista sus opiniones acerca del silenciamiento del origen afro de este reputado género. Su estadía en la Argentina le ayudó a revisar, asimismo, la problemática de la afrodescendencia en un país que se jacta de una blancura indiscutible pero que, recientemente y de a poco, comenzó a descubrir su raíz y el rico pasado afro que alberga. El último censo de 2010, que por primera vez incluyó la variable sobre afrodescendencia así como origen autóctono, arrojó la presencia de 149.493 habitantes (el 0,4% del país) con la primera raigambre y, según estimaciones de los activistas y estudiosos del tema, serían unos dos millones, lo cual eleva la proporción al 5% de la población del territorio argentino. Si el tango se presume como la más europeizada de las danzas y un género que siquiera tiene algún aporte de matriz africana (un planteo casi de sentido común para la mayoría), esta entrevista hará reflexionar y proporciona una visión crítica al respecto.
¿Qué piensa usted sobre el debate sobre el origen etimológico de la palabra tango? ¿Cuál es el origen de la música y el baile del tengo?
Etimológicamente hablando, no hay duda de que la palabra es auténticamente africana, concretamente de la lengua kikongo. Pues se dice que desde la noche de los tiempos, “Ntangu” ha significado y significa todavía: sol, hora, tiempo, espacio-tiempo, época, período, época, etc. Según el contexto en que se utilice. Esta lengua, el kikongo era la lengua oficial de los Kongo (los habitantes del antiguo Reuno del Congo, un imperio cuya influencia se extendía más allá de África Central y/o de la zona de influencia bantú”). El kikongo era la lengua oficial y su lengua, que nunca murió, se habla aún hoy en día en formas bastante diferentes en tres territorios del Reino mencionado: Angola, República Democrática del Congo y Congo-Brazzaville. Es una lengua madre, de la cual aún podemos encontrar algunas nociones en algunas lenguas “derivadas”. A menudo suelo decir que “los relatos de caza glorifican siempre al cazador”; en este caso, el cazador no es otro que el invasor, el vencedor, el dominante, etc… Han impuesto al mundo falsedades que debemos “desempolvar” con el fin de que cada vez veamos todo más claro. De ahí viene la reapropiación y la transmisión de nuestra Historia africana, por supuesto, pero también la del mundo, pues no sorprende confirmar que estamos todos en el mismo barco y que caemos todos en la misma trampa.
En relación al origen del tango, hay que partir obligatoriamente de la raíz de este vocablo, antes de intentar comprender la raíz de la música. Por consiguiente, según la explicación del origen de la palabra, nada nos impide confirmar que el tango sea realmente africano, “congoleña”, por encima de todo.
Durante su estancia en Argentina, ¿sintió actitudes racistas?
No, no me sufrí ninguna actitud de ese estilo conmigo, quizá curiosidad, eso sí. Pero hay anécdotas que pueden dar que hablar: por ejemplo, justo el primero día de nuestra llegada a Buenos Aires, Juan Carlos Cáceres tuvo el reflejo de llamar a uno de los contactos, que es uno de los especialistas más importantes en la cuestión, que sabía perfectamente lo que se cuece alrededor de los orígenes del tango. Desde París, yo también estuve en contacto personal con él y me pareció como un buen candidato a entrevistar; él aceptó sin ningún tipo de condiciones. Pero, ese mismo día, al enterarse de nuestra llegada, ¡no hizo otra cosa que colgarnos el teléfono en toda nuestra cara (el propio Juan Carlos Cáceres había hablado con él antes)! Declinó lo que había aceptado poco tiempo antes sin ninguna razón aparente. Sin ninguna explicación. Si eso puede asimilarse a una actitud racista, no soy yo quien debe juzgarlo. Y sin embargo, ese comportamiento me sentó muy mal, sobre todo pensando en un personaje de la importancia de Juan Carlos Cáceres. Después de analizarlo, creo haber entendido el porqué; pero no lo diré en estas páginas.
¿Cómo fue su experiencia con los afrodescendientes de Argentina ?
Fue toda una fiesta; se reconocían en mí mismo y viceversa; encontré a gente con mucha curiosidad, del más joven al más mayor. Nos comunicábamos sin mucha dificultad, incluso si yo les hablaba en portugués; ellos me respondían en español, nos entendíamos perfectamente. Y además, durante el rodaje, hacía todas mis preguntas en portugués. Cuando se hacían en presencia de Juan Carlos Cáceres, él conseguía aportar algunas precisiones, cuando no nos acabábamos de entender; también nos echó una mano mi joven técnico de sonido, que hablaba un poco de la lengua española. Cuando llegamos, ya estaba viviendo en Buenos Aires.
En su opinión, ¿por qué hay hasta el momento una ocultación del origen del estilo musical más importante de este país?
No olvidemos que el tango es la música nacional de Argentina. Se muestran tan orgullosos que, pensar en compartirlo con otros pueblos les genera un serio problema. Supone un trastorno que parece inaceptable, inimaginable por algunos. Y además, no solo son los argentinos, ¡hay defensores de este estilo musical fuera de América Latina! Por lo tanto, creo sinceramente que este sentimiento de africanidad en el seno de esta música no ha podido ser admitido del todo en la mente de la sociedad argentina y de otros lugares. Hoy en día, el tango es Patrimonio Mundial e Inmaterial de la Humanidad; y abogo también por que un día Mbanza Kongo*, la capital del Antiguo Reino del Kongo pueda tener acceso a tal reconocimiento.
¿La película “Tango negro” ya ha sido proyectada en Argentina o en otros países de América Latina?
Para mi sorpresa, hasta hoy, la película aún no se ha proyectado ni en Buenos Aires ni en Paraña (Argentina) ni tampoco en Montevideo (Uruguay), donde filmé. Pero no me desespero; el dossier está en proceso de ser estudiado con la esperanza de que un día lo conseguiremos, por el bien de los argentinos y de los uruguayos, que forman parte de la película. Sería una bella ocasión para celebrar los fantásticos momentos compartidos todos juntos durante nuestra estancia en estos dos países. Por el contrario, la película recibió una gran acogida en Río de Janeiro, en Salvador de Bahía y, sobre todo, en Colombia, donde en el marco del Festival “MUICA”, fue proyectado seis veces durante una semana en tres ciudades: Cartagena, Cali y Bogotá, la capital. Debo hacer una precisión. Tango negro fue la película de apertura de la edición de 2015 de ese festival y me siento especialmente orgulloso de ello. Era para mí un reconocimiento a mi trabajo pero también a las reivindicaciones de los afrodescendientes que buscan perpetuamente sus raíces. Y sólo la consciencia debe primar sobre cada una de nuestras empresas. Los hechos hablarán por sí solos; nos toca pensar en ello con constancia.
¿Qué opiniones recibió sobre la película?
Hasta el día de hoy, la repercusión es tal que somos incapaces de satisfacer las demandas de los unos y de los otros, la película todavía no ha salido a la venta, con lo cual no sabemos cómo orientarles para conseguirla. Quizá habrá que pensar en la proyección en otras ciudades del país; al igual que en Brasil. Todavía me faltan algunos países, donde me gustaría que se vea esta película. Habrá que pensar en ello y trabajar.
¿Cuál es el desafío principal para los afroargentinos y los afrolatinoamericanos?
Durante mi presencia en terreno, me di cuenta de una movilización real de los afrodescendientes, en particular de los jóvenes, cuyo leitmotiv sigue siendo la búsqueda de sus raíces. Tienen tal “curiosidad positiva” que en el momento tuve que tratar de comprender sus motivaciones. Yo, que hablo la lengua kikogo, pude observar la utilización de una gran cantidad de palabras africanas en las sociedades latinoamericanas, la mayoría de origen bantú. De la mayoría parecen ignorar el significado; y es normal, después de varios siglos, la mezcla de lenguas provocar “interferencias” en el verdadero significado de las palabras. Y eso, lo viví y lo vivo hasta hoy en día. Una de las soluciones, creo, es la de establecer grupos de trabajo entre América (Norte y Sur) y África (sin excluir otras regiones del mundo, como Europa) con el de esclarecer todo ello. Pues la confusión a la cual me refiero, también está presente en el Caribe. No hay ninguna duda sobre el tema: “trabajar juntos para que el mundo encuentre un poco de luz con el objeto de que las nuevas generaciones encuentren las pistas que les permita continuar con esta obra”.
¿Cree que un día llegaremos a conocer todo lo que las africanos han aportado a las culturas latinoamericanas?
Por supuesto que sí, lo creo de verdad; y no sólo me refiero a las culturas latinoamericanas. ¡Los africanos han aportado valores culturales en el mundo entero que no han sido reivindicados por ignorancia! Tenemos, cada vez más, pruebas que nos indican la presencia de africanos casi por las cuatro o cinco esquinas del planeta. No hay ningún lugar de este mundo donde los negros africanos no hayan llegado; el resto son patrañas. Numerosas pruebas confirman todo lo que puede ayudar a la evolución positiva del mundo en el que vivimos. Sí, lo conseguiremos, pero con una condición: trabajar apoyándose en la espiritualidad; y digo “espiritualidad” y no religión. Ya que si queremos contribuir concretamente al conocimiento de este mundo, que nos gustaría ver tal y como lo vemos y no como nos imponen, habrá que trabajar seriamente con el fin de que todos incluyan una visión humanista y sea propagada. Y sólo se puede alcanzar este objetivo a través del trabajo colectivo, que cada uno aporte su grano de arena dentro de su propio sector. Les agradezco infinitamente que me hayan dado la palabra.