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Pablo Javier Coronel

El "Spartan way of life"

El modo de vida espartano fue sin dudas una de las mas complejas estructuras sociales de la antigüedad. Estaba marcado fuertemente desde el nacimiento mismo de los muchachos y signaría el resto de su trayectoria mediante rígidas reglas de educación. A su vez, el sistema de gobierno fue uno de los más elaborados de la antigua Grecia, mezcla de monarquía y aristocracia. En el siguiente artículo se desarrollaran algunas líneas para pensar el “modo de vida espartano”.


La educación y la crianza de los muchachos


El ideal espartano de hombre era comportarse con valor y destreza en el combate, no darse a la fuga ni rendirse, sino aguantar a pie firme y dar la vida por la ciudad. La instrucción tenía por objeto producir varones que respondieran únicamente a este modelo. El espartano tenía la obligación de prestar servicio militar hasta los sesenta años y para ello debía mantenerse en buenas condiciones físicas; por eso no recibía instrucción para otra profesión o modo de vida más que este. El sistema educativo, como muchos otros rasgos propios exclusivamente de Esparta, estaba plenamente legitimado porque, según se decía, había sido creado por Licurgo.


El proceso de formación de guerreros invencibles comenzaba en el momento mismo de nacer, pues el estado se arrogaba el derecho de determinar si un recién nacido podía vivir o no. Los padres tampoco podían decidir como criar a sus hijos. Todos los niños recibían la misma educación bajo la supervisión del estado. La educación en Esparta, como en muchas otras ciudades estaba organizada por grupos de edad: niños, muchachos, mancebos, jóvenes y adultos. A partir de los siete años, los niños abandonaban su casa para ser educados en grupos llamados rebaños según unos principios diseñados para fomentar la conformidad, la obediencia, la solidaridad del grupo y la destreza militar.


La admisión en un syssition (grupo de hombres que comen juntos) constituía un estado fundamental para alcanzar la edad adulta. El espartano comía junto a unos quince miembros de su escuadrón. Los syssition eran en cierto modo análogos a los symposia (reuniones para beber en común) que con tanto gusto celebraban los demás griegos, pero los espartanos estaban instruidos en beber con moderación.


Demografía y economía de Esparta


Con la conquista de Laconia y Mesenia, los espartanos crearon una situación en la que nunca llegaron a constituir más de una pequeña porción del total de la población del territorio. De ahí que como suele ocurrir con las aristocracias gobernantes, se pensara que su número nunca era suficiente. Además, a diferencia de otros estados griegos, la ausencia del comercio y de la colonización limitaros desde el primer momento el crecimiento de la población de Esparta, pues no tenia colonias a las que en un momento dado pudiera exportar la población a la que no estuviera en condiciones de sostener en el suelo patrio. La xenofobia limito el número de la población espartana. A diferencia de los atenienses, por ejemplo, los lacedemonios nunca contrajeron matrimonio con extranjeros, ni admitieron a muchos nuevos ciudadanos de origen no espartano, aunque la desesperada situación provocada por la prolongada guerra contra Atenas durante el siglo V llamada habitualmente Guerra del Peloponeso les obligo a tomar algunas medidas excepcionales. En aquella emergencia, permitieron servir en el ejército espartano, liberaron a algunos ilotas para que presentaran servicio militar, y nombraron a periecos para algunos puestos de mando. Algunas de estas medidas siguieron vigentes al término de la guerra y pervivieron hasta el periodo helenístico, cuando el problema de la población se agudizo todavía más.


Los ilotas y el sistema espartano


El sistema económico de Esparta tenía por objeto de permitir a los ciudadanos dedicar todo su tiempo y sus energías en la defensa y la prosperidad de la polis. El estado se ocupaba de que siempre tuvieran todo lo necesario, sin lujo alguno, según los patrones de austeridad espartanos. Aunque los periecos, que realizaban negocios con el resto del mundo griego, utilizaban monedas de plata y oro, a los espartanos propiamente dichos solo se les permitía usar monedas de hierro: esas pequeñas barras o espetones de hierro habían sido usadas originalmente en toda Grecia antes de la invención de la moneda. Los espartanos siguieron empleando el hierro hasta los finales del siglo V, cuando se produjo una gran afluencia de oro y plata en el país tras ganar la Guerra del Peloponeso.


El objetivo de los varones era la igualdad económica, que, en realidad, significaba unos ingresos mínimos para todos, que les permitieran llevar el modo de vida espartano. Los espartanos se llamaban a si mismo los homoioi. No obstante, como veremos, la igualdad económica era un ideal ilusorio. Cuando conquistaron Mesenia, su territorio fue dividido en nueve mil kleroi iguales. Cuando nacía un niño, el estado le asignaba una parte de esas tierras, que llevaban aparejado un grupo o una familia de ilotas. La institución del ilotismo se encuentra indisolublemente unida al sistema espartano, pues era imprescindible para que los hombres y mujeres de Esparta se vieran libres de la necesidad de producir o comprar su sustento.


El propietario de cada kleros tenía derecho a recibir una cantidad fijada de antemano del producto anual de los ilotas que lo trabajaban. Aunque no eran libres, los ilotas no eran como los esclavos de las demás ciudades griegas. Pertenecían al estado, no a los individuos particulares. Vivian en familias estables en la parcela que se les asignaban y no podían ser vendidos fuera de Esparta. Aparte de su deber de proporcionar el sustento al propietario de la parcela, de prestar servicio en las tropas auxiliares, y de actuar como plañideros a la muerte de los reyes y de los magistrados, los ilotas no tenían ninguna obligación concreta con sus amos. Se las permitía vender en el mercado el excedente de su cosecha y acumular así algún dinero.


Al hallarse sometidos al dominio de otros y vivir en su propio territorio, los ilotas no perdieron nunca el deseo de recuperar la libertad. Además, de los servicios, que prestaban en el ejercito espartano les proporcionaban unos conocimientos muy útiles para desarrollar la lucha contra sus dominadores. En 464, algunos aprovecharon el terremoto que asolo Esparta para organizar una sublevación en el monte Itome que duro diez años. En 455 los espartanos acordaron dejar marchar a los rebeldes con la única condición de que no regresaran nunca al Peloponeso. Los atenienses establecieron a muchos de los Naupacto, en la parte septentrional del golfo de Corinto. Por fin, en 369, Mesenia recupero su independencia con la ayuda de Tebas y otros enemigos beocios de Esparta.


Pese al predominio de la esclavitud en el mundo griego, en ninguna otra ciudad resulto tan decisivo para su supervivencia el trabajo de la clase más humilde. En otros estados, los habitantes del país ocupaban distintos lugares en una escala más o menos amplia de privilegios sociales; en Esparta, en cambio, existía una línea divisoria muy clara que separaba a los ricos de los pobres. Solo en Esparta entre los grandes estados griegos, la agricultura siguió siendo la única base de la economía de los ciudadanos.


El gobierno espartano


Estaba compuesto de elementos monárquicos, oligárquicos y democráticos: formaba parte del tipo de regímenes políticos que los teóricos de la política como Aristóteles llamaban constituciones mixtas. El conservadurismo espartano contribuyo a que no se abandonaran instituciones tradicionales como la monarquía y el consejo de ancianos cuando otras polis griegas ya las habían abolido, al tiempo que había disminuido la importancia del poder hereditario dentro del gobierno.


La monarquía dual


El poder ejecutivo quedaba diluido al ser repartido entre dos hombres. A la cabeza del gobierno había dos reyes (basileis). Cada uno pertenecía a una de las dos grandes familias, la de los Agiadas y de las Euripontidas. Los dos reyes, que colaboraban y rivalizaban entre si y que tenían la misma autoridad, permitían un control recíproco del poder de la monarquía. Además, de ese modo Esparta nunca carecía de líder y evitaba así lo que los griegos denominaban anarquía.


Los reyes de Esparta ejercían el poder militar, religioso y judicial; en muchos aspectos, su autoridad se parecía a la de los caudillos homéricos. Uno de los reyes actuaba como jefe supremo de las fuerzas armadas, mientras su colega muriera en acción.


La gerousia


Los reyes compartían sus funciones judiciales con los demás miembros de la gerousia, el consejo de gerontes (ancianos). Además de por los reyes, la gerousia estaba formada por veintiocho varones mayores de sesenta años, que ejercían su cargo con carácter vitalicio. Los sesenta años era también la edad a la que terminaba el servicio militar. Aunque eran elegibles todos los ciudadanos varones, los miembros de la gerousia dolían ser personajes ricos e influyentes. Por consiguiente, la gerousia constituía un elemento aristocrático y oligárquico. La elección de la gerousia constituía el honor más alto al que podía aspirar un espartano. Los candidatos aparecían en un orden determinado por el sorteo. Los vencedores eran elegidos por aclamación en la asamblea. La gerousia disfrutaba de un derecho crucial, a saber, el de tomar la iniciativa legislativa: no podía presentarse ninguna propuesta a la asamblea sin haber sido discutida previamente en la gerousia, y además esta podía negarse a admitir una decisión de la asamblea decretando simplemente su aplazamiento. Hacia también las veces de tribunal en los casos de homicidio, tradición y otros delitos graves que comportaban la pena de pérdida de la ciudadanía, destierro o muerte.


Los éforos


Cada año, los espartanos elegían por aclamación a cinco éforos entre los candidatos mayores de treinta años. Los éforos (supervisores) vigilaban a los reyes y representaban el principio de legalidad, valiosísimo para los espartanos iguales que para todos los demás griegos. Como los espartanos tenían leyes no escritas, resulta particularmente útil disponer de unos funcionarios cuyo papel consistía en ejercer de perros guardianes de la justicia. No está claro cuando nació el cargo de éforo: no aparece en la Gran Retra.


Los éforos juraban cada mes defender el puesto de los reyes siempre y cuando estos se comportaban conforme a las leyes, y compartían con ellos algunos de sus poderes ejecutivos; pero tenían también la facultad de procesarlos y deponerlos. Los éforos inspeccionaban a los reyes y siempre que uno de los soberanos salía de campaña, debían acompañarlo dos éforos. Presidian además la gerousia y la asamblea, y se encargaban de tratar con las legaciones extrajeras. Tenían también poderes judiciales en materias de derecho civil y en los casos relacionados con los periecos.


Como medio de restringir el poder de los éforos, su mandato duraba solo un año, no podían ser reelegidos, y estaban sometidos a un proceso de rendición de cuentas ante sus sucesores. De ese modo, constituían un elemento del gobierno de carácter democrático y oligárquico a la vez.


Los éforos ejercían un control absoluto sobre la educación de los jóvenes y les imponían la férrea disciplina de Esparta. Estaban al mando de la kypteia (policía secreta), una fuerza reclutada entre los jóvenes y encargada de controlar a los ilotas. Este rasgo de su gobierno era exclusivo de Esparta, y no existía en ninguna otra ciudad griega, aunque el imperio persa disponía también de un complejo sistema de espionaje.


La asamblea


Si atendemos a su composición, la asamblea era el órgano más democrático del gobierno espartano, pues pertenecían a ella todos los ciudadanos varones mayores de treinta años. Se reunía una vez al mes, coincidiendo con la luna llena, al aire libre. Sin embargo, a la diferencia de la asamblea que llego a existir en Atenas, en la de Esparta no se sostenían debates; los ciudadanos se limitaban a votar a favor o en contra.



Sobre estas bases se construyo una de las potencias mas fuertes de la antigua Grecia, que se expansio por todo el Peloponeso y logro someter a la mismisima Atenas, foro de luz intelectual y comercial de la antiguedad.


Pablo Javier Coronel.

Bibliografia Utilizada:

- Pomeroy; "La Antigua Grecia"


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