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Diana Fubini

Drácula, entre el mito y la realidad


“Drácula de Bram Stoker” le dije, y el chico que me atendía siempre en la librería me miró desconcertado. Seguramente esperaba que le pidiera algún libro de historia, sin embargo ese día entré y le pedí ese título en particular, no me pregunten por qué, pero quería leer Drácula, como para cambiar un poco y entre nos, voy a confesar que hubo momentos en que leyendo de noche y sola en casa, me dIó mucho miedo. ¡Lo recomiendo!


Pasó el tiempo y el no-muerto quedó entre mis libros juntando un poco de polvo en la biblioteca hasta que un día leí en una revista uno de esos títulos marketineros que venden y que decía “El verdadero Drácula.” Lo primero que pensé fue que se trataba del relato de algún “vampiro moderno” de esos que toman sangre y que se creen vampiros y que bailan música electrónica… pero para mi sorpresa la nota estaba en una revista de renombre y entonces, como me pasa siempre, tuve que comprarla y ver de qué se trataba. La nota era interesante aunque no del todo satisfactoria, le faltaba algo y ahí quedó, hasta que hace poco volví a encontrar una nota sobre el mismo tema con algo más de sustento y atando cabos e investigando un poquito más, se me ocurrió traerles hoy a DRÁCULA.


El que conocemos como Conde Drácula no iba a llamarse así inicialmente, sino que su autor, el irlandés Bram Stoker, lo iba a bautizar Conde Vampiro. La elección final del nombre parece haber sido influenciada por un personaje histórico real, Vlad Draculea, quien según el título vendedor de la revista, era el “verdadero Drácula.”


Vlad III Draculea nació en 1431 en Transilvania. Era hijo de Vlad II Draculea, boyardo (noble rumano) y príncipe de Valaquia. No desesperen, ya mismo los ubico:


Vlad II, el padre, había recibido el título de Caballero de la Orden del Dragón de parte del rey de Hungría, Segismundo, la cual había sido creada para defender a la cristiandad, sobretodo de la amenaza turca que avanzaba sobre Constantinopla. En rumano la palabra dracul significaba dragón y de allí tomó el sobrenombre que luego pasó a su hijo, Draculea significa hijo de Dracul.


No les voy a hacer un resumen cronológico de su vida porque saben que eso me aburre por lo que simplemente voy a contarles un poco lo que me quedó de todo lo que he leído sobre él. Valaquia estaba en un lugar geográficamente hablando muy estratégico, se hallaba entre el Reino de Hungría y el Imperio Otomano (los turcos). Por un lado esta situación lo convertía en lo que muy acertadamente los italianos conocen como stato cuscinetto, algo así como estado almohadón, haciendo alusión a la neutralidad de la zona que hacía que ninguno de los imperios avanzara sobre el otro; sin embargo por otro lado esto obligaba a su gobernante a manejar a la perfección el arte de la diplomacia y pulular entre ambos reinos sin caer en desgracia.


Justamente esto es lo que le pasó al padre de nuestro personaje, que siendo aliado de Hungría que tenía serios problemas dinásticos y no podía apoyarlo realmente, se vio obligado en un momento a ceder ante las pretensiones turcas. ¿Cómo terminó la historia? Vlad II padre entregó a sus hijos Radu “el hermoso” y Vlad III como rehenes al sultán como muestra de sumisión y el regente húngaro lo castigó con la muerte por traición (por ceder ante los turcos). De esta manera, Vlad III pasó su adolescencia prisionero de los turcos, donde conoció al que sería su futuro enemigo, el hijo del Sultán, Mehmed II, hasta que fue liberado en 1447. A su regreso supo de la muerte de su padre por apaleamiento, y que la orden había sido dada por el regente de Hungría con el apoyo de los boyardos valacos, o sea los aristócratas locales.


En 1456 logró tomar el principado de Valaquia y aquí inició todo…


Su principal biógrafo escribió: “En esencia, Drácula intentó legislar virtud y moralidad a través de la utilización del terror.” Esta frase debería darnos una idea de lo que fue Vlad en la historia.


Por un lado se lo recuerda en Rumania como un gobernante que supo manejar con excelente diplomacia a los dos imperios que lo presionaban, aliándose una vez con uno y otra vez negociando con el otro, pudiendo subsistir y manteniendo la independencia de su principado. Se lo recuerda también como un héroe nacional por su constante lucha contra la amenaza turca que intentaba avanzar sobre la Europa occidental y también por su incansable lucha contra la inmoralidad, el robo, el adulterio, los crímenes, etc.


Sin embargo, es también recordado por su peculiar forma de mantener y lograr ese orden. Vlad III Draculea fue llamado en su tiempo Vlad Tepes que quiere decir Vlad el Empalador. Este sobrenombre le fue dado por su particular gusto en utilizar elempalamiento como método de tortura. Si tenía que castigar a una ciudad que no quería someterse, si quería escarmentar a los turcos, si tenía que eliminar a los pobres, a los improductivos o a los gitanos por ejemplo, la solución era empalarlos a todos, y estoy hablando de campos enteros de estacas de hasta 3 metros de alto con hombres, mujeres y niños empalados* (el asterisco es para que abajo lean exactamente de qué se trataba el empalamiento, es un poco fuerte explicarlo en el post, es demasiado morboso). Según algunas crónicas el sultán Mehmed II, se vio obligado a retroceder con su ejército cuando llegaba a las puertas de la capital de Valaquia porque se enfermó del estómago al ver miles de cuerpos descomponiéndose al sol.


Se relata también que uno de sus raides a una de las ciudades sajonas terminó con Vlad tomando el desayuno al aire libre en medio de los cuerpos moribundos de sus víctimas.


Otras tácticas muy utilizadas eran la mutilación, el desollamiento, la decapitación, el despedazamiento. También se ahorcaba a las víctimas, se las cegaba, se las quemaba y se las enterraba vivas. En una oportunidad, ante una victoria contra los turcos, Vlad le escribió al rey húngaro: “He matado a hombres y mujeres, a viejos y jóvenes […] Hemos matado a 23.884 turcos y búlgaros, sin contar aquellos a los que quemamos en sus casas o cuyas cabezas fueron cortadas por nuestros soldados.” La misiva iba acompañada por dos sacos repletos de orejas, narices y cabezas de los asesinados, cosa que disgustó mucho al rey.


Vlad murió decapitado, aparentemente, porque poco se sabe, durante una batalla contra los turcos. Se piensa que fue enterrado en el Monasterio ortodoxo de Snagov donde hay una tumba con su nombre bajo el altar. Pero allí sólo se encontraron huesos de animales, por lo que se piensa que tal vez los monjes no quisieron que tal personaje estuviera enterrado en el lugar más sagrado del templo. Tiempo después se hallaron en una segunda fosa, los huesos de un hombre decapitado que portaba una medalla con un grabado de la Orden del Dragón. Lamentablemente estos se perdieron durante la década del 40 y por tanto se desconoce si ese era realmente Vlad el Empalador.

Ya durante su reinado encontramos las primeras expresiones de repudio ante tanto salvajismo. Apareció su rostro en pinturas donde se lo representaba como famosos y crueles gobernantes o verdugos.


Pero existía también al mismo tiempo el folclore rumano que lo mostraba como un héroe nacional, como todavía es considerado hoy en día.


Hasta el momento de su muerte era un ser anónimo para la mayoría de Europa. Se haría un poco de fama, o mejor dicho mala fama, tiempo después, con la publicación de unos panfletos de origen alemán que contaban las atrocidades cometidas por este hombre y que llevaban títulos como por ejemplo “La aterradora y auténticamente extraordinaria historia de un malvado tirano sediento de sangre llamado príncipe Drácula”.


Todos estos panfletos se resumían en el poema de un juglar alemán que había estado en la corte húngara y había conocido a Vlad. Se llamaba La historia de un demente llamado Drácula de Valaquia y decía cosas como “Le daba coraje y era su placer cuando veía sangre humana correr” o “El sanguinario tirano llevó a cabo todas las atrocidades imaginables. Jamás tirano alguno ha hecho tanto, ni Herodes, Diocleciano, Nerón, ni ningún otro.”


Ahora bien, ¿se basó Bram Stoker en la vida de Vlad el Empalador para crear al Conde Drácula? ¿Era Vlad un vampiro? ¿Tomaba la sangre de sus enemigos? ¿Qué vio Stoker en este personaje para crear a su no-muerto?


Todavía hoy se debate si el escritor irlandés sabía algo sobre Vlad y si se basó en su vida para escribir su relato. Hay cosas que coinciden y cosas que no. Se sabe que Stoker estudiaba historia rumana y que tal vez se topó con la mención que se hace sobre Drácula en el libro de William Wilkinson, Un relato de los principados de Valaquia y Moldavia. Stoker mantenía también conversaciones con el orientalista húngaro Prof. Arminius Vambery que pudo haberle relatado algunas cosas respecto del personaje histórico y del folklore rumano sobre los vampiros. Tal vez el hecho de que la palabra “dracul” significara también en rumano “diablo” le había venido muy bien para su historia. Podemos agregar también que el personaje del Conde Drácula menciona en el libro que tiene relación con un Dracula que había sido un voivoda que había luchado contra los turcos.


Sin embargo en el libro de Stoker no aparece ninguna de las atrocidades cometidas por Vlad, absolutamente ninguna. Por eso es tal vez una desagradable coincidencia que Vlad “Tepes” Draculea haya sido tan o más sanguinario que su tocayo de la ficción. Seguramente, de no ser por este libro, Vlad habría quedado como un personaje ignoto en la historia de la humanidad, excepto en su Rumania natal.


Bram Stoker inventó un maravilloso y oscuro personaje que ha aterrorizado a generaciones enteras y sobre quien se ha escrito muchísimo y filmado aun más. Pero al fin y al cabo, el verdadero Drácula es el Conde de ficción que se despierta por las noches a beber la sangre de víctimas inocentes, mientras que Vlad Tepes fue considerado un tirano o un héroe, según la mirada que se le de, de carne y hueso y que vivió en la Transilvania del siglo XV.


Diana Fubini.

*Empalamiento: Método de tortura y ejecución por el cual la víctima era atravesada con una estaca. La penetración podía realizarse por un costado, por el recto, la vagina o la boca. Se clavaba la piel a la estaca con un clavo para que no se deslizara tan rápidamente y luego se clavaba la estaca en el suelo dejando a la víctima colgada para que muriera lentamente.


BIBLIOGRAFÍA


-Vlad Draculea. El autentico Drácula, National Geographic


-“Dracula: between myth and reality” en Romanian student association en <<www.stanford.edu/group/rsa/_content/_public/_htm/dracula.shtml>>

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