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Pablo Javier Coronel

Represión sexual, mujer y nazismo



El nazismo como ideología política primero, encarnado en la figura de un líder carismático luego y, representado en partido político más tarde, dio mucha tela para cortar a historiadores y escritores de diversas líneas historiográficas, pero aquellas cuestiones referentes a la temática de género o sexualidad parecen poco exploradas.


En este sentido de variantes poco exploradas sobre el tema, parece interesante tomar nota de representaciones eróticas que han tomado al nazismo como nuevo paradigma en el cine, el arte y producciones que pueden ser audiovisuales o literarias, al respecto Pagés y Rubí señalan…”Este esquema de representación, al que denominaremos sádico - nazismo, atraviesa un conjunto heterogéneo de expresiones culturales, tanto en formato (literatura, historieta, fotografía, cine), nivel y tipo de producción, pretensión estética o línea argumental, caracterizándose por el hecho de imaginar el nazismo como parte de un drama sexual.”[1] Nuestro enfoque sin embargo, va dirigido a la psicología de masas y como esta se articula con la represión sexual y la mujer.


Así las cosas parece conveniente en primer lugar definir a que nos referimos con represión sexual y en particular al sexo femenino, ya que se menciona en el título del artículo. Se trata en el contexto en el cual se desarrollará la nota, de la imposibilidad de la mujer de disponer libremente de su sexualidad. Entonces, haciendo historia y analizando el desarrollo humano podemos encontrar que la represión sexual no necesariamente se constituye con el origen cultural del hombre, sino todo lo contrario, aparece en tiempos contemporáneos relativamente tarde, con la manifestación de la propiedad privada en los medios de producción y la consecuente división en clases sociales. Los intereses sexuales de una mayoría comienzan a estar subordinados a los intereses de una minoría que arbitra la sociedad de forma tal, que la estructura sexual y la estructura socio económica de una sociedad coincidan y se reproduzcan para asegurar la continuidad de la última.


Lenin, en sus escritos sobre la religión menciona que le llamaba particularmente la atención el comportamiento de algunos soldados durante la fallida revolución de 1905, que luego de disparar y matar a algunos de sus oficiales y ser extremadamente simpatizantes de la causa revolucionaria, en particular con los intereses de los campesinos, se dejaban luego apresar y hasta ejecutar. Desde los enfoques clásicos del marxismo tales comportamientos difícilmente pueden ser comprendidos más que asociando los mismos a una mística que interpreta la moral de aquellos y la injerencia de esta última creando un estado de ánimo culposo por revelarse en contra de la autoridad militar, de la propiedad privada y, la autoridad del Estado en última instancia. Desdeñando los análisis clásicos económicos buscará quizá (perdón el contra fáctico) unirse más a lo esotérico que a lo materialista. Pero desde el ámbito psicológico este comportamiento puede ser perfectamente comprendido si se tiene en cuenta la inhibición moral de la sexualidad natural de los niños, cuya última etapa a decir de Freud está asociada a lo genital. Esto lo hace (al niño) particularmente ansioso, tímido, obediente ante la autoridad, en el sentido estrictamente burgués…alguien correcto y bien educado que pueda adaptarse a las necesidades de la sociedad burguesa donde actuará. En primera instancia pasará por la sociedad miniaturizada que es la familia donde deberá subordinarse a la autoridad paterna y, esto muestra a las claras la importancia de la familia en la sociedad contemporánea.



En otra orbita de acontecimientos, los análisis ligados a los cambios en la composición de la familia tradicional que se viven actualmente y, la vinculación de estos con los cambios en las formas de producción parecen dar cuenta de lo mismo, la directa correlación entre la composición familiar, producción y sexualidad. Pero volviendo a nuestro tema, en la Alemania nazi la reestructuración del hombre y la mujer contenía todas las características típicas de la inhibición y angustias sexuales, por lo tanto se comprende inmediatamente el porqué la familia constituye para la economía sexual el eslabón más importante en la economía privada.


En el caso de la mujer alemana es interesante advertir como en aquellas pertenecientes a sectores medios que padecían el hambre y el desamparo en la república de Weimar, al contrario de aquellas que eran comunistas, primero votaron mayoritariamente al centro y luego a la derecha. Más se agudiza el problema cuando inclusive dentro de este extracto social aquella mujer es cristiana, la inhibición moral y sexual le impide alcanzar la conciencia de su situación social, anclándola firmemente a la Iglesia, en una especie de temor al bolchevismo sexual.


Lo interesante de esta cuestión resulta en que en esos tiempos a muchos marxistas les resultaba incomprensible el hecho que dada una realidad de penurias materiales, la sumatoria de estas a la inhibición sexual en la mujer cristiana la hiciese tan poco permeable a congeniar con el programa del socialismo. Sucede que en el análisis tradicional marxista la masa de jóvenes y mujeres debería ser más susceptible a la influencia ideológica por la sumatoria antes descripta (Represión sexual + miseria material), pero sucedía exactamente lo contrario. La represión de las necesidades que son puramente materiales produce un resultado distinto que la represión de las necesidades sexuales. Mientras que la primera empuja a la revuelta, la segunda es sustraída de la conciencia y encuentra su lugar de descargo en la defensa moral. Por consiguiente la represión sexual refuerza la reacción política, constituyendo a los individuos mas pasivos y supuestamente “apolíticos”, siendo presa fácil de la mirada moral de la política con la que el nazismo cooptaba las masas alemanas, contraponiéndolas tanto a la corrupción social demócrata como al supuesto libertinaje bolchevique.


Por otro lado, la sustitución de las necesidades sexuales tradicionales es emprendida de diversas maneras, se acrecienta la agresividad natural para constituirse en un sadismo brutal que va a ser canalizado por una minoría con intereses de guerra. El militarismo utiliza desde el punto de vista de la psicología de masas este mecanismo libidinoso, el efecto sexual del uniforme! Y no solamente confeccionando uniformes atractivos, sino también utilizando a bellas mujeres para el reclutamiento. Es decir que estaríamos en presencia de una doble problemática, por una parte la moral sexual que inhibe los intereses de clase y, la extracción de energía por parte de intereses minoritarios de la sexualidad reprimida. En palabras de Wilhelm Reich …”El problema práctico de la psicología de masas reside en activar a la mayoría pasiva de la población que ayuda siempre a la reacción política, y eliminar los frenos que se oponen al desarrollo de la conciencia de clase…”[2]


Este autor además caracteriza que las formas de la vida sexual como las distintas formas de vida cultural que de ellas dependen sirven para la diferenciación del “otro”. Y esto lo hace en referencia al comportamiento de la pequeña burguesía en el régimen nazi, en primer lugar asignado al padre en el Estado y en la economía. El Estado autoritario (nazi) está representado en la familia por el padre, que refleja su papel político y aclara la relación de la familia con el Estado autoritario. Y por lo tanto va reproduciendo esta actitud en primera instancia hacia sus hijos y luego, con los otros, aquí se encuentra la respuesta a la actitud servil y pasiva del hombre burgués ante la dirigencia nazi. Hitler sabe sacar provecho de estas relaciones de manera asombrosa, solo tenemos que leer este pasaje de Mein Kampf …. “El pueblo, en su aplastante mayoría, es de constitución y mentalidad hasta tal punto femenina que la percepción afectiva determina su pensamiento y su conducta mucho más que la reflexión lúcida….”[3]


La inhibición sexual es el medio por el cual se liga a la familia, es el combate contra la sexualidad de los niños y adolescentes, mantenida por la sociedad patriarcal que se libra en su seno. El famoso concepto de Edipo no es causa sino más bien consecuencia de los límites sociales fijados a la sexualidad del niño, que son anclados a los puntos de vista de la iglesia y la clase dominante. Por lo tanto, lo que actúa en el centro del nexo familiar es el nexo con la madre, las representaciones de patria, nación con… madre y familia. Veamos, se trataba de lograr que la madre fuese la patria del niño y la familia su nación…


”Fiesta de las madres…En ninguna otra parte más que en la nueva Alemania se otorga esta importancia a la mujer y a la madre. Ella es el guardián de la vida familiar donde germinan las fuerzas que deben conducir a nuestro pueblo nuevamente hacia lo más alto… (Y sigue)…”Ser alemán está eternamente ligado al concepto de la madre” ¿Existe cosa alguna que pueda unirnos más estrechamente que la idea de una común veneración de la madre?”[4]


En cuanto a los presupuestos de la economía sexual resulta fundamental la comprensión de la contradicción interna de la familia burguesa, esto es la dependencia económica de la mujer y los hijos respecto al marido y al padre. Y lógicamente esta dependencia no puede ser soportada sino es sexualmente sofocada de la manera más profunda posible…”La mujer no debe hacer el papel de ser sexual, sino únicamente de engendradora” es decir, la contraposición entre la maternidad y el surgimiento de la conciencia sexual, el reconocimiento de la mujer como ser sexual en el nazismo implicaba la caída de toda la ideología montada alrededor de la familia. Por consiguiente lo que se necesita es la idealización de la maternidad en contraposición con su sexualidad, la oposición de engendradora y ser sexual.



Se trataba de una perspectiva más bien anti modernista en extremo que pujaba por mantener a la mujer prisionera de su rol ancestral de guardiana del hogar. Lo que cabría preguntarse es cuál es la diferencia entre la diversidad de variantes totalitarias que asolaron Europa y el nazismo en el rol de la mujer. ¿Que era especial aquí?, simple…colocar a la mujer al servicio de un proyecto de “purificación racial” desde su rol reproductivo de madre y esposa. Las mujeres eran de interés político, tanto en sentido positivo como negativo, no como madres solamente, sino en tanto que madres de la raza aria, adoptando medidas de tipo bio - políticas y eugenésicas, el Estado nazi se encargó de ello.


Y todo esto por supuesto debía pasar por el “colador” ideológico del nazismo, a saber…”mujeres alemanas, arias, sanas y políticamente leales”, cualquiera de ellas que no estuviese en este rango sería plausible hasta de encontrar la muerte no sin antes la salvedad de pasar por un conjunto de humillaciones. Por consiguiente podemos considerar que la mujer encaja en una lógica muy similar (biologicista) de dar por naturales relaciones sociales que son producto no de la madre naturaleza, sino de las acciones humanas. Lo particular radica en que si tenemos en cuenta las consideraciones volcadas anteriormente referidas a la represión sexual, las mujeres aceptaron en gran medida el conjunto de políticas nazis destinadas a ellas, cuestión que los demás sectores minoritarios de la sociedad alemana no, ni siquiera pudieron evitar su muerte.


Lisandro Rappetti.

Bibliografía Utilizada

-Frevert, Ute: Women in German History. Translated by Stuart McKinnon-Evans. New York: Berg, 1989.

-Kershaw Ian: La dictadura nazi. Ed. Siglo XXI. 2015

-Natalio Pagés / Nicolás Rubí: Eros ausente: apuntes sobre la erotización del nazismo

-Reich Wilhelm: Psicología de masas del fascismo. Ed. Ayuso. 1972.

-Moch Jonathan: Women in Nazi Propaganda. 2011.

Citas

[1] Natalio Pagés / Nicolás Rubí: Eros ausente: apuntes sobre la erotización del nazismo

[2] Reich Wilhelm: Psicología de masas del fascismo. Ed. Ayuso. 1972.

[3] Hitler Adolf: Mein Kampf. Ed. Varias

[4] Der Angriff (en castellano, El Ataque) fue un periódico nacionalsocialista fundado en 1927 por el Gau (división) de Berlín del Partido Nacionalsocialista Alemán. Fue concebido como un periódico de masas que odiaba al “sistema”, empleando un lenguaje agresivo y directo. Sus temas más recurrentes eran el antisemitismo y el antiparlamentarismo. Además, el periódico contaba con la colaboración del famoso caricaturista político Hans Schweitzer. Joseph Goebbels, convertido en 1926 en Gauleiter (líder) del Partido Nazi en Berlín puso en marcha la publicación, con ayuda financiera del propio partido. Inicialmente, este diario tenía como misión aglutinar a los miembros del NSDAP durante los casi dos años en los que estuvo prohibido.

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