Colectivización e industrialización en la URSS
Existían en la URSS condiciones objetivas que permitían un paso a la gran empresa agrícola y estas estaban dadas por las grandes extensiones de tierra, por la precariedad de la economía rural rusa y sobre todo debido a una enorme población (mano de obra), que la hacían el caldo de cultivo perfecto para el salto a la agricultura intensiva. Ahora, más allá de estas condiciones objetivas, existieron rápidamente problemas de implementación que llevaron a considerables hambrunas, migraciones forzadas y expropiaciones masivas que condujeron a propietarios de diversas categorías (pequeños, medianos, grandes) a penalidades y sacrificios indecibles, como así también vastos sectores de la población que encontraron su destino en los campos de concentración “Gulacks”[1].
El gobierno soviético no encontraba solución a la caída de aprovisionamiento de cereales para su población, entonces como solución radical condujo al país hacía el colectivismo masivo en su agricultura sin haber creado previamente las medidas de organización más elementales, ni disponer del material técnico necesario para tales cometidos. No es desacertado decir entonces que existió un apresuramiento en la colectivización de la tierra que dio como resultado un movimiento campesino de masas.
Solamente en el año 1929, se fusionaron de julio a Septiembre 900.000 fincas privadas, lo que en realidad era igual a la totalidad de fincas que habían sido transformadas a ese sistema en los doce años anteriores[2]. La colectivización no solamente era la socialización de la tierra en nuevas unidades productivas sino que también implicaba la socialización de los animales de tiro y todos aquellas bestias que formaban parte de las granjas, cuestión que los campesinos resistían duramente ya que a los mismos les resultaba muy penoso separarse de los animales. A principios de marzo de 1930 existían en la URSS 110200 empresas colectivas, 55% de la totalidad de las fincas existentes que ya eran colectivizadas y al mismo tiempo se socializaron casi diez millones de cabezas de ganado. Esto naturalmente creó cortocircuitos en el partido comunista de la URSS, el mismo Stalin en fechas aledañas a marzo de 1930 publica un artículo con el título “Los éxitos se nos suben a la cabeza” en donde critica la formación de las granjas de manera forzada, esto tuvo repercusión en los periódicos que publicaron casos concretos donde se había dado esta política y acto seguido en los próximos meses algunas granjas colectivizadas se disolvieron. Es de suponer que las expresiones de Stalin al respecto no eran más que parte del juego político al interior del partido comunista soviético, ya que él mismo, siempre fue partidario de una política taxativa con respecto a los acaparadores de cereales y dueños de la tierra.
Resuelta la colectivización, ahora venía el turno de definir para las autoridades del partido cual debería ser el modelo a seguir en cuanto a granja colectivizada debido a su nivel de socialización. En ese momento existían tres tipos de granjas, el artel agrícola, la cooperativa para el cultivo común del suelo, y la comuna. La cooperativa no lograba seducir a las autoridades, ya que el trabajo colectivo solamente se daba en las cosechas y en las siembras, pese a la unificación del territorio de las granjas en un campo común. En la comuna se habían colectivizado junto con la explotación del suelo todo el ganado, todas las edificaciones y enseres. Pero dejaba de lado totalmente los intereses de los campesinos, entonces el gobierno llega a la conclusión que lo mejor era seguir el modelo del Artel, pues este conjugaba perfectamente los intereses individuales de los campesinos con los intereses comunes del Estado.
A todo esto la gran empresa agrícola no tuvo en sus comienzos una producción mayor a la vieja empresa de pequeñas parcelas campesinas. Esto se debió en gran parte a que no se disponía de la maquinaria necesaria para la mejor utilización del suelo, lo que derivo solamente en que el cambio fuese una nueva configuración de la tierra. Entre los años 1930 y 1931, la puesta en marcha de 150000 tractores no pudo compensar la pérdida de animales de tiro acaecida durante los años 1929 y 1930. Para hacer más preciso este dato a finales de 1932 la agricultura disponía de diez millones de HP (Horsepower), mientras que anterior a esa fecha disponía de quince millones[3]. Y a todo esto había que sumar el bajísimo grado de organización, cuestión que llevó al Estado encargarse de la creación de un inmenso aparato burocrático para el control de cada empresa y, a su vez centralización económica del proceso que se estaba dando. La financiación de este enorme aparato corría por cuenta del campesinado que veía como se incrementaban sobre el cada vez más las cargas. La completa desorganización no solamente devastó la ganadería, sino que a la vez supuso un retroceso en la producción agrícola que ubicó la producción en estándares menores al período de preguerra. Al principio esto quedó disimulado por la extraordinaria cosecha de 1930 pero, luego de pasada la misma se vieron verdaderas carestías, en 1932 y 1933 esto le costó la vida a millones de personas.
Sumado a ello existía el problema de la retención de cosechas por parte de los productores agrícolas que especulaban con un aumento de los precios, actividad que se había dado en la URSS en ocasión de los años 1925 y 1926. Esto se tornaba en una preocupación permanente para el Estado que debía mantener abastecida a la población de alimento y además controlar el aumento de precios producto de la actividad especulativa. La solución que se planificó fue la normalización de los suministros, la cual se llevaría a cabo teniendo en cuenta el programa de cultivo de antemano a la cosecha, no por su cantidad real, sino por lo recaudado por el Estado. Significaba entonces que la región que tenía una mala cosecha resultaba más perjudicada, ya que el Estado pagaba precios mínimos, sobre todo en los cereales.
Los campesinos que estaban en las granjas colectivas tenían que entregar una cantidad determinadas de productos agrícolas, cuando los hubiesen entregado el Estado les ofrecía por el excedente productos industriales a muy bajo precio o artículos que pudiesen intercambiar en el campo y, también precios más elevados que en la entrega anterior con el fin de asegurarse la total provisión. A la vez se iba instalando de forma paulatina el trabajo a destajo, el que más produce más gana, el que no produce no recibe nada.
Para los años 1940-1941 se había logrado triplicar la cantidad de productos respecto a los años 1928-1929 y, se había dado sobre todo un aumento considerable de la cantidad de cosecha en manos del Estado que ahora disponía de un 40% del bruto[4]. A diferencia de lo que ocurría con la NEP en donde se perseguía mejorar la relación ciudad campo con una perspectiva de igualdad en el cambio, aquí se logró de manera coercitiva y con la abolición casi total del mercado. No había salarios mínimos, se tomaba como patrón de cálculo la llamada jornada del campesino. Se les daba a los campesinos un recibo con lo que se acreditaba lo que habían trabajado, pero esto no ocurría hasta que se fijaba el número de horas que eran contabilizadas hacía a fin de año. Y por lo general el salario era tan bajo que los campesinos no llegaban a cubrir sus necesidades básicas, ya que la espera hasta el final del año de la contabilidad de sus horas trabajadas no significaba de ninguna manera la prórroga en sus necesidades básicas, que tenían que ser satisfechas a costa de préstamos o de concesiones a futuro.
En resumen podemos decir de la colectivización que el grado de dependencia de los campesinos con la tierra llegó a condiciones muy parecidas a las que se encontraban en la edad media, a una relación directa Señor-siervo, no estoy queriendo decir que esa era exactamente la relación, pero se asemejaba en algunos detalles. La producción de alimentos tardó varios años en estabilizarse y la mortandad de ganado no se recompuso hasta varios años después de terminada la segunda guerra mundial. En el plazo de diez años la agricultura había experimentado notables cambios, se había pasado de veinticinco millones de pequeñas fincas a doscientas cincuenta mil grandes empresas agrícolas colectivas, pero el dato primordial era que la agricultura seguía siendo casi en su totalidad extensiva, debido al gran atraso tecnológico que se pretendía revertir.
Para Stalin el desarrollo industrial era una cuestión primordial, entendía perfectamente las razones que a priori concluían que esta era la base del poder militar y la fortaleza nacional. Esto con el primer plan quinquenal iniciado en 1929 era la implementación de la conclusión anterior, se centró casi exclusivamente en la producción de hierro y acero, llevando las plantas que ya estaban establecidas en Ucrania a su máxima capacidad. También se hizo hincapié en la producción de tractores como así también en la industria de máquinas y herramientas, en detrimento de la producción de la textil. La prioridad dada a los metales tenía sin embargo su punto débil, porque no existía una correspondencia o planificación con el debido suministro de materias primas para dicha producción, lo que en muchas oportunidades puso en peligro la implementación de los planes quinquenales por falta de materias primas.
Se vivía una etapa de total centralización de la producción, el Estado se hacía cargo de forma casi total de la economía, la distribución de la producción y el comercio urbanos. Se fijaron por lo tanto los fundamentos de la economía planificada en la URSS[5] y, esto no estuvo exento de complicaciones ya que por nombrar una de ellas basta recordar que las purgas políticas que comenzaron con el proceso dejaron algunas instituciones al borde de la disfuncionalidad. El plan fijó metas que fueron cumplidas al cuarto año, no obstante eso la versión básica que adopto el plan fue muy poco clara, no se tomó en cuenta la colectivización de la agricultura ni por supuesto los cambios que esta podía tener en la industrialización y sus repercusiones. El comercio y la artesanía fueron dejados de lado, o tenían un lugar marginal en la planificación.
Se realizaron enormes emprendimientos productivos, la planta de autos en Nizhny Novgorod, fábricas de tractores en Stalingrado y Jarkov (Que posteriormente llegada la segunda guerra mundial se transformarían en productoras de armas), plantas metalúrgicas en Kuznetsk y Magnitogorsk y producción de acero en el Dniper. Las inversiones obviamente eran a futuro, pero determinaron en el contexto en que fueron realizadas que la URSS estuviese dentro de no mucho tiempo solamente detrás de EEUU en producción industrial y, esto no era solamente producto de la planificación soviética, sino que la URSS va a “escapar” con mucho éxito a la crisis mundial de 1929, ya que no estaba insertada y por supuesto no formaba parte del entramado capitalista mundial.
Un dato curioso es que se estimulaba la competencia entre sectores industriales, así entonces se vieron enfrentadas las organizaciones industriales de Ucrania y los Urales, que se disputaban los fondos de inversión para la construcción de complejos mineros, metalúrgicos y de plantas para la construcción de máquinas. Stalin no se cansaba de señalar que la tecnología era fundamental para el proceso de superación de las potencias occidentales, en vía de ese proceso llevo a la URSS a la industrialización masiva y supeditó todo el país a ser una potencia industrial y militar, lo logró es cierto, pero con un coste en vidas humanas extremadamente caro. Se estima que producto de la colectivización soviética murieron aproximadamente tres millones de campesinos debido al enorme traspaso de recursos del sector agrícola a la industria, proceso que es señalado como una etapa de acumulación de capital muy similar a la ocurrida en Europa en los siglos XVIII - XIX en los países centrales, pero de forma mucho más acelerada. Fuese así o no, lo cierto es que la industrialización provee a la URSS de las armas, la capacidad tecnológica y las cadenas de producción que harán posible su victoria sobre la Alemania Nazi, si bien es cierto que en gran medida supera a esta última por su masividad en las cadenas productivas, ya que Alemania poseía la punta tecnológica del período.
Sin las extensas industrias soviéticas, no se hubiese llegado a producir como se logró entre 1943 y 1944 (Años vitales de la segunda guerra mundial), la friolera de 500 tanques por mes. La pregunta que suscitan estos datos podrían ser… ¿Valió la pena una industrialización forzada con un coste de vidas tan elevado?... ¿Era posible derrotar a la Alemania Nazi sin las extensas cadenas de producción? Lo veremos más adelante…
Lisandro Rappetti
Citas
[1] Gulag: Aunque los campos de trabajos forzados operaron en Rusia antes de esa fecha y del establecimiento de la Unión Soviética, el Gulag fue oficialmente creado el 25 de abril de 1930, y disuelto el 13 de enero de 1960. A pesar de que este sistema albergaba también a criminales de todo tipo, el GULAG se ha conocido principalmente como el lugar de encarcelamiento de prisioneros llamados «políticos» (ex-ministros, sacerdotes, ciudadanos deportados...) y como un mecanismo de represión a la oposición al Estado Socialista. Sin embargo, al no existir una categoría específica de presos políticos, estos tenían que soportar una doble presión tanto por parte de los carceleros como de los delincuentes comunes. Literalmente, «GULAG» es un acrónimo para denominar a la Dirección general de Campos de Trabajo
[2] Lorenz Richard: Rusia. Ed. Siglo XXI. Madrid, España. 1989.
[3] Lorenz Richard: Rusia. Ed. Siglo XXI. Madrid, España. 1989.
[4] Lorenz Richard: Rusia. Ed. Siglo XXI. Madrid, España. 1989.
[5]Fitzpatrick Sheila: La revolución Rusa. Ed. Siglo XXI internacional. 2007.
Bibliografía
-Fitzpatrick Sheila: La revolución Rusa. Ed. Siglo XXI internacional. 2007.
-Lorenz Richard: Rusia. Ed. Siglo XXI. Madrid, España. 1989.
-Trotsky León: La revolución rusa. Ed. Varias.
-Marx Carl: El capital. Ed Varias.