Entre Sombreros y Bigotes: La Revolución Mexicana
La Revolución Mexicana que se inicio en el año 1910, fue un gran movimiento popular anti-latifundista y anti-imperialista responsable de importantes transformaciones en México, donde existía una supremacía de la burguesía sobre las instituciones del estado.
Aunque veremos que esto no es considerado de igual forma por variedad de autores, es más, para Enrique Semo[1] los acontecimientos que se suscitan en 1910 son el inicio de una vorágine revolucionaria que va a terminar en principio con la destrucción de un Estado y la creación de otro[2], que tendrá en particular una articulación de clase similar a la que se suscito en los principales principados prusianos luego de los acontecimientos de Francia en 1848.
Para Semo por lo tanto, las revoluciones que se dieron en México tienen cada una de ellas un significado diferente. La primera en 1810, provocará la creación de un nuevo Estado y la destrucción de las castas que coexistían en él; los poderosos latifundistas, los comerciantes pro - monárquicos, los criollos y la Iglesia, sumado a estos y claramente subordinados se encontraban los restos de los pueblos originarios mexicanos. La lucha fue muy cruel, quizá la más cruel de todos los procesos revolucionarios que se dieron en las ex colonias españolas de América. Que terminó con la derrota de las fuerzas realistas y la pérdida de su virreinato más importante[3].
En cuanto a la segunda de las revoluciones que se da en México, esta supone sin dudas, el desastre y la ruina completa de la más extensa de las instituciones de México, la Iglesia. A la que sin duda se le achacaba su unión con el ejército multinacional que invadió al país en el año 1862 y, que luego sería encabezado por la Francia de Luis Bonaparte[4]. Sin embargo eso no fue todo, este segundo proceso revolucionario también vería la destrucción casi total de la corporación indígena[5].
La revolución que nos compete de 1910, traerá aparejada una reforma del Estado que será catalogada como “Prusiana”, una reforma que será encabeza por las clases dirigentes, que tendrá como punto de apoyo a un sector importante de la clase obrera y, que va a colocar a la burguesía directamente “atada” a las propiedades latifundistas.
El gobierno de Porfirio Díaz[6] (1876 - 1911) puede catalogarse como el que favoreció el desarrollo del capitalismo mexicano. Su gobierno era apoyado por la aristocracia y los capitales de las empresas extranjeras, estas alianzas impulsaron sus políticas que si bien en muchos casos tenían un sesgo desarrollista y capitalista avanzado, se fueron tornando con el paso del tiempo como anti populares. Actuó apoyado por un ejército que poseía una función política y estaba armado de tal forma, que se constituía como uno de los mejores pertrechado del mundo. Otra baza de su poder era sin duda lo que quedaba en pié de la Iglesia Católica[7].
En el plano social, la principal base de apoyo a la dictadura de Porfirio Díaz, el "Porfiariato" fue la llama clase latifundista; estos eran los grandes beneficiarios de la política del gobierno, que elimino el ejido (tierras comunitarias de origen indígena)[8] posibilitando la mayor concentración de tierras por parte de los terratenientes mexicanos y la formación de grandes contingentes de campesinos explotados. El campo se encontraba en manos de la aristocracia rural, las minas, el comercio, los bancos y las pocas industrias (pero concentradas y con extensión de capital) eran concesionadas al capital extranjero, principalmente americano (EEUU). Así, el "Porfiriato", no era más que el resultado político de un pacto social entre los latifundistas y el capital extranjero, como ocurrió en forma general en el resto de América Latina.
Sin embargo el poder político era el resultado de un complejo pacto social que tenía su cabeza en la figura de Díaz; fue el aval de la "paz social" e interclasista que aseguraba el dominio de los hacendados sobre la población campesina. Impuso la "pax porfirista" entre los innumerables "caciques" agrarios al mismo tiempo en que reprimía ferozmente a los marginados sociales impuestos por su sistema[9]. Para ello se apoyaba en una burocracia civil – militar que estaba inspirada en el positivismo europeo, Mires en sus trabajos va a catalogar a esta burocracia especializada como los “científicos”[10].
Ya por el año 1908, Porfirio Díaz declaro estar cansado de ejercer el poder, insinuando la posibilidad de alternancia en el mismo. Esto lo hizo como confesó más adelante, para disminuir las tenciones en cuanto a su sucesión, ya que sentía las presiones de sectores de la burguesía que estaban reclamando más espacio en su gobierno. A su vez sectores sociales intermedios (clase media) y una incipiente clase obrera industrial veían en el “porfiriato” el régimen político que frenaba sus aspiraciones de ascenso social y por lo tanto un enemigo a batir.
Así que tras las declaraciones de Díaz, Francisco Madero se candidateará en la plataforma anti reeleccionista. La recepción de su candidatura fue muy grande y popular, esto basto para que los grupos de poder "porfiristas" presionaran a Porfirio Díaz a continuar en su gobierno. Madero fue hecho prisionero días antes de la elección y Porfirio Díaz venció. Luego de recuperar la libertad, Francisco Madero, se refugió en los Estados Unidos y promulgo el Plan de San Luis, un llamado al pueblo mexicano para tomar las armas en contra del gobierno dictatorial de Porfirio Díaz. Esto patrocinaría levantamientos armados en diferentes regiones de México encabezadas por Pascual Orozco, Pancho Villa[11] y Emiliano Zapata[12], cuyas victorias militares obligarían a la renuncia y el exilio de Porfirio Díaz y al inicio de la Revolución Mexicana. Francisco I. Madero seria electo presidente de México.
El proceso sin embargo no fue una linealidad de prosperidad, Madero creía que los objetivos de la revolución ya habían sido alcanzados con la derrota del gobierno porfirista, pues México contaba con las instituciones democráticas que atenderían los deseos reformistas de los campesinos. Sin embargo Zapata afirmaba que no existía reforma agraria sin el uso de las armas. Una de las frases más celebres de Emiliano Zapata es: “La Tierra es para quien la trabaja”. Esta fricción colocó a Madero en dependencia de la camarilla militar liderada principalmente por el general Victoriano Huerta. Pero como todo proceso político que se apoya en su ala militar, termina preso de esa misma ala y contribuye al cesarismo. Así las cosas el 9 de febrero de 1913 ocurren el golpe de Estado contra el gobierno de Madero, promovido por los militares Bernardo Reyes y Félix Díaz. Luego del triunfo del golpe de estado, el general Félix Díaz entraría en acuerdo con el general Victoriano Huerta para formar un gobierno provisional. El derrocado gobernante, seria encarcelado y luego asesinado. Este nuevo gobierno sería dominado por Victoriano Huerta, luego de deshacerse (mandar a fusilar) a Félix Díaz.
El Gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, no reconocería el nuevo gobierno y daría inicio a una movilización contra Huerta. Lo mismo haría el revolucionario Pancho Villa en el Norte y Emiliano Zapata en el Sur. Carranza formaría el ejército constitucional que pretendía restablecer el “Maderismo” (políticas de Francisco I. Madero) y, mantener el orden constitucional del país. Esto propiciaría la renuncia de Victoriano Huerta.
Carranza está obligado a enviar a la Convención un decreto de reforma agraria. Mientras tanto se había firmado un acuerdo "El Pacto de Xochimilco" entre Emiliano Zapata y Pancho Villa, es entonces que Venustiano Carranza reorganiza sus fuerzas militares "Constitucionalistas" y derrota a las fuerzas militares de Pancho Villa[13] y Emiliano Zapata, también estableció la pena de muerte contra los huelguistas en México. Con la victoria de los constitucionalistas al mando de Álvaro Obregón, villistas y zapatistas entrarían en descomposición con las muertes de sus líderes. Carranza luego de neutralizar a los poderosos líderes campesinos y asesinarlos emprendería la tarea de promulgar la reforma agraria. Se aprobó la nueva constitución, documento de máxima importancia de la Revolución Mexicana de 1910. Entre sus principales logros se encontrarían la secularización de la educación y la expropiación de las tierras "Reforma Agraria "a favor de los campesinos[14].
Fijaba las relaciones entre trabajadores y empleadores: leyes sociales (jornada de ocho horas, la libertad de asociación en los sindicatos, derecho de huelga, salario mínimo, limitación del trabajo infantil y de la mujer).[15]También restringió el poder de la iglesia, la secularización del clero. Dando por hecho que esta constitución represento la separación entre el Estado y la Iglesia[16].
Así el proceso revolucionario se estabiliza y tras el asesinato de Carranza, el poder pasó a manos de los generales Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles. Ocurrió una reacción del clero católico de México, que suspende la celebración religiosa en el país, debido a la rígida política anticlerical impuesta por el general Plutarco Elías Calles, sucesor del general Álvaro Obregón. Esta ultima guerra civil "Guerra Cristera" (conflicto entre las fuerzas del gobierno de Plutarco Elías Calles contra los laicos, presbíteros y religiosos católicos que estaban en contra a la aplicación de legislación y políticas públicas dirigidas a limitar la potestad de la Iglesia católica, termino con la derrota de los católicos. En el año 1928 Álvaro Obregón fue reelecto, pero fue asesinado. Así termino el periodo revolucionario caudillesco mexicano. Plutarco Elías Calles daría un discurso público en el que afirmo que el periodo de los caudillos llegaba a su fin y empezaba el de las instituciones. En 1929 fundó el Partido Nacional Revolucionario, posteriormente llamado Partido Revolucionario Institucional "PRI"[17] el cual gobernó al país por más de 70 años, desde su fundación en el año 1929 hasta el año 2000. La burguesía tuvo una importancia preponderante en la Revolución Mexicana, ya que al apropiarse de las tierras inicio un proceso de integración capitalista más acelerado en el país. Con eso sedimentó las causas, reivindicaciones de las clases campesinas desposeídas, que detonarían en la Revolución Mexicana.
Lisandro Rappetti.
Bibliografía
+ Haya de la Torre: Aprismo y filosofía. Ed. Pueblo. Perú. 1981
+ Haya de la Torre: El anti imperialismo y el APRA. Ed. Nuestramérica. 1985.
+ Mariátegui Carlos José: Obras T1 y T2. Ed. Casa de las Américas. 1982.
+ Mires Fernando: “La revolución permanente en América Latina”. Ed. Siglo XXI
+ Svampa Maristella: Civilización o Barbarie: El dilema argentino. Ed. El cielo por asalto. 1992.
+ Semo Enrique: “Reflexiones sobre la Revolución Mexicana”, en Manuel Aguilar Mora, Adolfo Gilly et al., Interpretaciones de la Revolución Mexicana, México, Nueva Imagen / UNAM, 1era. ed.
[1] Semo Enrique: “Reflexiones sobre la Revolución Mexicana”, en Manuel Aguilar Mora, Adolfo Gilly et al., Interpretaciones de la Revolución Mexicana, México, Nueva Imagen / UNAM, 1era. ed.
[2] Al respecto es pertinente indicar que aunque se produjo la destrucción del Estado Realista, por largo tiempo la economía mexicana siguió teniendo las características propias de una economía colonial.
[3] La minería fue la actividad económica que más impulso tuvo en la colonia, pues cualquiera “podía echar a andar una mina” siempre y cuando entregase la quinta parte de sus ganancias a la corona española. Fue además un incentivo para la conquista, exploración y colonización de nuevos territorios. Las principales minas de Nueva España fueron la de Zacatecas (1546), Pachuca (1552), Fresnillo y Guanajuato (1554), y finalmente San Luis Potosí (1592). La época dorada de las minas se alcanzó en el siglo XVII, y su mejor representante fue la mina de la Valenciana, ubicada en Guanajuato y propiedad de Antonio de Obregón, conde de la Valenciana. En el plazo de 1788 a 1808, la mina produjo 30 millones de pesos, cantidad superior al Producto Interno Bruto del Virreinato del Perú. La plata fue el principal producto de las minas novohispanas, y su importancia se reflejó en la proliferación de la orfebrería, que poco a poco obtuvo gran prestigio en el mundo entero. Los aztecas también habían desarrollado esta actividad en una escala menor, lo que aumentaron los novohispanos. Las Antillas y Filipinas, fueron los principales mercados de venta de la plata producida en Nueva España.
[4] La Segunda intervención francesa en México fue un conflicto armado entre México y Francia. Tuvo lugar después de que el gobierno mexicano, encabezado por Benito Juárez, anunciara la suspensión de los pagos de la deuda externa en 1861. Como respuesta, Francia, Reino Unido y España formaron una alianza por la Convención de Londres y anunciaron su intención de enviar tropas a México. El gobierno de ese país derogó la Ley de Suspensión de Pagos, pero la alianza no cejó en su plan. Las tropas de la alianza llegaron a Veracruz en 1862 y entraron en negociaciones con el gobierno de México. Los dirigentes de las misiones inglesa y española decidieron volver, pero los franceses anunciaron que ocuparían México. Tras sufrir un revés en Puebla el 5 de mayo de 1862, los franceses continuaron la expedición que los llevó a ocupar la Ciudad de México el 10 de junio de 1863. El gobierno de la República comenzó desde entonces un peregrinar por varios puntos del país, mientras los franceses seguían ocupando la capital. Las tropas francesas comenzaron a retirarse a partir de 1866, ante la inminencia de una guerra entre Francia y Prusia y la derrota de los confederados en la Guerra de Secesión estadounidense en 1865.
[5] Cuando me refiero a la corporación indígena hablo de los asentamientos en la zona del Bajío, lugar de pertenencia de los “ejidos” de allí el nombre que se les daba a estas asociaciones de campesinos, las cuales fueron arrasadas por la expropiación masiva de tierras por parte de los latifundistas mexicanos.
[6] Porfirio Díaz: (1830 – 1915.) Dictador y político mexicano que ejerce el gobierno desde los años 1876 a 1911.
[7] La Iglesia mexicana siempre desempeño un papel político trascendente en la historia de dicho país. Sin embargo, este poder se vio afectado por la llamada “Era de las Reformas (1854 - 76)” cuando la Iglesia perdió parte considerable de su poder, principalmente por la adopción de políticas liberales que confiscaron sus tierras. Esta iglesia mexicana era extremadamente orgullosa de su pasado colonial, donde cumplieron un papel fundamental en la manutención del imperio español. Ahora, al igual que en la época virreinal, su responsabilidad principal era inspirar el conformismo popular para el dominio de la clase aristocrática.
[8] Cuestión que hemos aclarado previamente al hablar de la destrucción de la corporación indígena. No obstante ello pareciese ser el común de muchos procesos de industrialización, tal es la recurrencia que A. Ghioldi escribe en su libro “Alpargatas y libros en la historia Argentina” que fue escrito en el calor de los hechos de octubre y febrero de 1946 que…”"En los bajíos y entresijos de la sociedad hay acumulada miseria, dolor, ignorancia, indigencia más mental que física, infelicidad y resentimiento ... En todas las sociedades quedan precipitados de miserias que se ramifican como pólipos en las partes más recónditas ..."Cuando un cataclismo social o un estímulo de la policía movilizan las fuerzas latentes del resentimiento, cortan todas las contenciones morales, dan libertad a las potencias incontroladas, la parte del pueblo que vive su resentimiento, y acaso para su resentimiento se desborda en las calles, amenaza, vocifera, atropella, asalta a diarios, persigue en su furia demoníaca a los propios adalides permanentes y responsables de su elevación y dignificación...”. Esto es en referencia a la realidad que se vivía en la época del primer gobierno peronista en 1946. Como se ve latentemente, no solamente las consecuencias de un proceso de industrialización se repiten, sino también la recurrencia a la palabra “bajío”, sinónimo de despojo y miseria, en referencia al lugar geográfico donde estaban ubicados los ejidos, las cooperativas campesinas de tipo comunitario.
[9] Esto parecería ser la norma general en todos o prácticamente todos los procesos de industrialización acelerada. Recordemos los casos de Inglaterra por ejemplo, donde las Iglesias se encargaban de albergar a la masa de campesinos indigentes y luego, si estos era posible integrarlos al circuito productivo de la industrialización. En ambos casos al parecer se dan las mismas consecuencias de la transferencia de recursos del agro a la industria. Una masa expoliada que necesita ser integrada o en caso contrario reprimida.
[10] Mires Fernando: “La revolución permanente en América Latina”. Ed. Siglo XXI. Científicos era la acepción con que se nombraba al conjunto de la burocracia en el régimen de Porfirio Díaz. Según la literatura especializada estos científicos eran los encargados tanto de la planificación socio económica del gobierno de Díaz, fundamentados en las ciencias duras y en un conjunto de normas positivistas.
[11] Pancho Villa; José Doroteo Arango Arámbula; fue uno de los jefes de la revolución mexicana, cuya actuación militar fue decisiva para la derrota del régimen del entonces presidente Victoriano Huerta. Originario del estado de Durango (se desconoce si era de Río Grande o de San Juan del Río), nació el 5 de junio de 1878 y murió asesinado en una emboscada en Hidalgo del Parral (Chihuahua) el 20 de julio de 1923. Durante la revolución fue conocido como "El Centauro del Norte". Comandante de la División del Norte, fue caudillo del estado norteño de Chihuahua, el cual, dado su tamaño, riqueza mineral y también la proximidad a los Estados Unidos de América, le proporcionó cuantiosos recursos. Villa fue gobernador provisional de Chihuahua en 1913 y 1914. Aunque no se le aceptó en el panteón de los héroes nacionales hasta veinte años después de su muerte, su memoria se honra hoy por mexicanos, estadounidenses y personas de todo el mundo. Además, numerosas calles y barrios en México y otros países han sido nombrados en su honor.
[12] Zapata Emiliano: Emiliano Zapata Salazar (Anenecuilco, Morelos, 8 de agosto de 1879 - Chinameca, Morelos, 10 de abril de 1919) fue uno de los líderes militares y campesinos más importantes de la Revolución mexicana y un símbolo de la resistencia campesina en México. Como parte del movimiento revolucionario, estuvo al mando del Ejército Libertador del Sur. También fue conocido como el «Caudillo del Sur». Ideólogo e impulsor de las luchas sociales y las demandas agraristas, así como de justicia social, libertad, igualdad, democracia social, propiedad comunal de las tierras y el respeto a las comunidades indígenas, campesinas y obreras de México, víctimas de la oligarquía y el latifundismo de los hacendados del Porfiriato. Zapata enarboló como estandarte el lema "La tierra es de quien la trabaja". El 25 de noviembre de 1911 Zapata lanzó el Plan de Ayala, redactado por Otilio E. Montaño, documento que se convertiría en su estandarte y en el fiel ejemplo de la ideología de los campesinos morelenses. En él se exigía la redención de los indígenas y la repartición de los latifundios creados durante el Porfiriato. Se desconocía a Francisco I. Madero como presidente y se reconocía a Pascual Orozco como jefe legítimo de la Revolución mexicana. Además, el documento postulaba que, en vista de que no se había cumplido con lo que se le había prometido al campesinado, la lucha armada era el único medio para obtener justicia.
[13] El presidente Carranza no se plegó a los dictados villistas de la Convención y huyó a Veracruz para encabezar desde allí su contraataque. Para ello tuvo de aliado al general Álvaro Obregón. Durante 1915 Villa fue derrotado por Álvaro Obregón y los constitucionalistas en la famosa batalla de Celaya, en la que Obregón logró derrotar a la División del Norte en el Bajío. El poder de la caballería de Villa no fue efectivo para derrotar a las trincheras, la artillería y ametralladoras del ejército de Obregón. Villa perdería después la batalla de Trinidad, la batalla de León y la batalla de Aguascalientes en junio de 1915, por lo que tendría que replegarse otra vez hacia el norte del país. Para fines de ese año decidió invadir el estado de Sonora; sin embargo, los constitucionalistas, mejor pertrechados, los repelieron, derrotándolo en Agua Prieta, bajo el mando de Plutarco Elías Calles y en el Alamito, comandados por el general Manuel M. Diéguez.
[14] De acuerdo a este tema José Carlos Mariátegui consideraba que la dictadura de Porfirio Díaz produjo en México una situación de superficial bienestar económico y profundo malestar social. Durante la lucha contra Maximiliano I. el pueblo combatió contra los privilegios feudales de los terratenientes, abatido Maximiliano, los terratenientes encontraron en Díaz el salvador de esa revolución liberal y nacional y, la clase campesina resultó totalmente proletarizada. Los plutócratas, los latifundistas y los latifundistas constituían una facción estructuralmente análoga al civilismo peruano, que dominaba con el apoyo del capital extranjero al país feudalizado. Interesante es señalar en este sentido que Mariátegui no tiene una visión crítica de la actuación de Obregón, sino todo lo contrario, realza el hecho del otorgamiento de tierras a los campesinos y sobre todo la tarea realizada en el ámbito de la educación.
[15] Como dato de paralelismo podemos mencionar que en la Argentina el voto femenino no aparece sino hasta el año 1947, más exactamente el 9 de septiembre de 1947 se promulgaba la Ley 13010 que, luego de 30 años de sancionada la Ley Sáenz Peña, establece por fin la verdadera universalidad del voto de los ciudadanos. A partir de este momento, las mujeres tendrán los mismos derechos políticos y estarán sujetas a las mismas obligaciones que les acuerdan o imponen las leyes a los varones y se regirán por la misma ley electoral, siendo obligatorio para el Estado el brindarle su libreta cívica correspondiente como un documento de identidad indispensable para todos los actos civiles y electorales. Desde 1912, había regido en el país la Ley Sáenz Peña, que propició el sufragio secreto, universal y obligatorio, pero circunscripto a los hombres, lo que había dejado a las mujeres en inferioridad cívica. El 23 de septiembre, en medio de un gigantesco acto cívico organizado por la CGT en Plaza de Mayo, Perón le entregó a Eva el decreto de promulgación de la ley 13.010, en un gesto simbólico que expresaba el reconocimiento del gobierno por su campaña a favor de los derechos políticos de la mujer.
[16] Siguiendo con los paralelismos en la Argentina todavía no se ha podido llegar a ese estadío de situación, siendo la Iglesia parte constitutiva del Estado.
[17] PRI: El Partido Revolucionario Institucional (PRI) es un partido político de México que mantuvo el poder político sobre dicho país de manera hegemónica entre 1929 y 1989, cuando perdió por primera vez una gubernatura, la del estado de Baja California (ante el candidato del PAN); posteriormente perdería la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados en 1997 y la de Senadores en 2000. Desde 1929 todos los presidentes de México fueron miembros del PRI o sus partidos antecesores, hasta que se produjo la primera alternancia en el poder de manera pacífica en un siglo, en las elecciones federales del año 2000, cuando ganó por primera vez un representante de la oposición. Ese fue Vicente Fox, del PAN.